Uriel Rigoberto Quispe Quezada

A mediados del mes de marzo del 2020, el Ejecutivo decretó la declaración del Estado de Emergencia Nacional y dispuso el aislamiento social obligatorio (cuarentena),


por las graves circunstancias que afectan la vida de la Nación a consecuencia del brote de Covid-19. En días posteriores se evidenció el bajo cumplimiento de la norma por la mayoría de la población y entre ellos quienes se encuentran en situación de informalidad, cuyos ingresos sustentan en el día a día. El incremento de las personas en salir a las calles a continuar con el comercio ambulatorio en áreas urbanas y circundantes de las principales ciudades del país, está causando serios inconvenientes a las medidas de contención del coronavirus que no pueden ser aplicadas eficazmente y es un foco latente de contagio de la pandemia.

⇒ VEA TAMBIÉN: Fase 1 de reactivación económica desfavorece a las MYPES

A la población de este sector, pareciera poco o nada importarles sobre su salud y el riesgo de contagio del coronavirus está presente en las calles, y así salen a ofertar sus productos tradicionales y/o en algunos casos ingeniándose con nuevos productos para satisfacer la demanda ocasionada por la crisis de salud, con artículos de protección personal y otros relacionados.

Al ser abordados por los medios de comunicación para conocer la justificación de su salida que contraviene las disposiciones del gobierno, incluso bajo el riesgo de ser multados, éstos muestran ciertas actitudes defensivas que no son justificables preocupándose más en salir a vender y no morir de hambre o quedarse en casa y evitar el contagio del covid-19. Se oyen respuestas, que quizás traduzcan la misma necesidad el de vivir en el día a día o el aprovechamiento de las circunstancias de algunos de ellos, como: “yo no he sido beneficiado con ningún bono”, “nosotros no tenemos dinero para afrontar la cuarentena”, “yo tengo que alimentar a mi familia”, “mis hijos no trabajan por la cuarentena”, entre otras.


Fuente: Blogs UPN

Para analizar la situación, los especialistas sostienen que en el Perú existe aproximadamente un 70% de informalidad laboral, aquellos que no se encuentran registrados en una planilla y/o no reciben beneficios laborales y/o se encuentran fuera del ámbito de la protección social en la salud y pensiones.

Algunos entendidos opinan que hasta el momento el Ejecutivo ha llevado una cuarentena medieval en el que la aplicación del confinamiento ha sido la única estrategia para evitar el avance del coronavirus. No obstante, esta estrategia está comenzando a destruir el aparato productivo, romper la cadena de pagos, quebrar a empresas y cerrar miles de empleos. Si se continúa por este camino la sociedad explotará y el mundo informal entrará en pánico y desesperación, ignorando el distanciamiento social y las medidas sanitarias.


Esperemos que con el reinicio de las actividades económicas que están encaminados a cumplir el objetivo de incrementar el bienestar


Es innegable, que algunas medidas se orientaron a apoyar al sector informal como es el caso del subsidio económico universal, bono independiente, sin embargo, estos no han llegado a los que más requieren y solo ha favorecido a las empresas y los trabajadores formales. Esperemos que con el reinicio de las actividades económicas que están encaminados a cumplir el objetivo de incrementar el bienestar de las familias incluyendo las que pertenecen al sector informal, alcancen resultados positivos o caso contrario será solamente un discurso repetitivo, estático, que solo evidenciaría a diario el avance del virus y el incremento del número de contagios y muertes en el País.

Referencias:

Gestión: Diario de Economía y Negocios

Informes de la Defensoría del Pueblo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *