Fuente: Saber Vivir
Rosa Cecilia González Ríos
rgonzalez@unah.edu.pe

“Que en estas fiestas volvamos a creer en el amor, la esperanza, la paz, en la mirada del otro y en nosotros mismos”.Alonso Gómez


El año 2020 definitivamente llegó recargado de inesperados momentos a nivel mundial, poniendo a todos en vilo ante una situación jamás vista por las dimensiones que cada de uno de nosotros ha sido testigo, el COVID-19 ha provocado desenlaces irreparables y emocionales, de igual forma puso en evidencia las limitaciones de los países ante una situación sin precedentes.

De la etapa en la que todos vivíamos en zozobra, viviendo en confinamiento siendo una medida necesaria porque nadie tenía el conocimiento de qué hacer y cómo hacer; tan solo imaginemos el tiempo que hemos pasado distanciados hasta de nuestros seres entrañables como signo de protección y amor, realmente difícil y por ello las diversas consecuencias psicológicas.

Se entiende que actualmente, al reactivar nuestras vidas en el marco de la tan mencionada nueva normalidad, a vísperas de la Navidad, a puertas de una fecha especial para la gran mayoría de personas, un motivo de reunión y muestras de alegrías en los hogares, esperando las visitas de familiares, saludos en cadena, llamadas, mensajes, publicaciones en las redes sociales, sinceramente expresiones de cariño por doquier.

Sin embargo, en estos tiempos atípicos la reflexión es continuar alertas por prevenir el contagio, seguir en guardia, aún no hay vacuna que solucione de forma concreta la pandemia, si realmente amamos a los nuestros sepamos discernir entre lo correcto y lo que nos expone al peligro.


En la página web del periódico digital Cuaderno (2020) indica que, en el mejor de los escenarios posibles, pocas tradiciones navideñas quedarán inmunes a la pandemia. No habrá cotillones de Nochevieja, ni comidas de empresa, ni fiestas multitudinarias. Los aficionados a cantar villancicos en coros tendrán que dejarlo para otra ocasión y en la mayoría de ciudades han quedado descartadas las cabalgatas de Reyes Magos.


Fuente: Fina Esclapez

Desde hace días, muchas de sus calles ven salir el sol cada mañana cubiertas de luces navideñas, pero a escasas jornadas del encendido oficial solo parecen ser el triste presagio de la Pascua que nos espera: la más desangelada de nuestras vidas. A pesar de ello, la sugerencia no es dejarla pasar como cualquier día, no debemos renunciar a celebrar este momento tan emotivo; sobre todo este año tan duro.

Por ahora, corresponde pasar fiestas en la tranquilidad y calidez del hogar, con las personas que vivimos el día a día, comunicarnos con los seres queridos a través de los medios y redes, tan usados hoy en día y es que la tecnología se convirtió en aliado, en un instrumento paliativo para tantas emociones y ansiedad, ya que socialmente han ocurrido muchas cosas incluyendo los diversos escenarios políticos.

Vamos a portarnos bien, cumplamos las disposiciones establecidas, quedémonos en casa, sigamos practicando los protocolos sanitarios, recordemos a nuestros familiares la importancia de evitar las exposiciones y que la magia navideña colme de bendiciones nuestros corazones. ¡Feliz Navidad! Jo..jo…jo.

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