Fuente: AgenciaMVT
Juan Quispe Rodríguez
jquispe@unah.edu.pe

Muchos entendidos en la materia dicen que en el Perú el sector agropecuario emplea a una de cada cuatro personas de la población económicamente activa (PEA), y alrededor de un 70 % de los alimentos consumidos en el Perú son generados en este sector.


Según el Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO) 2.2 millones de productores agropecuarios destinan 7.1 millones de hectáreas a cultivos agrícolas a nivel nacional, tanto en la costa como en las zonas de sierra y selva, pero en contraste, tiene una productividad 4.3 veces menor que el resto de los sectores productivos, cruda realidad.

También se dice que existe un fuerte vínculo entre el sector rural, la población dedicada a la producción de alimentos y la pobreza, la agricultura familiar da sustento económico a aproximadamente un tercio de los hogares (2.3 millones de hogares) para quienes en si son la fuente principal de ingresos, sobre todo los pequeños agricultores que apenas tienen menos de 2 a 3 hectáreas para la producción agropecuaria, son dependientes de la agricultura, también ocurre que el 60 % de ellos dedica parte o toda su producción para el autoconsumo.


Fuente: Inforegión

Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística e informática (INEI) en 2014, el 60 % de la población rural se encuentra bajo el umbral de pobreza, un 14.6 % en extrema pobreza. En nuestra zona de sierra esta cifra asciende a 17 %. Casi no ha cambiado nada en los últimos años.


Del mismo modo se reporta también el impacto generado por los cambios climáticos a este sector económico, es así que el cambio climático en Perú generaría disminuciones en casi todos los cultivos, en todas la zonas y en todos los escenarios climáticos, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Ministerio del Ambiente de Perú (MINAM),  Esto implicara una pérdida del producto bruto interno (PBI) agrícola de 24 % para el año 2100, cálculo realizado tomando como base el año 2010 y en un escenario optimista.


Algo que hay que reconocer y mencionar es que el Gobierno está llevando a cabo varios programas que tienen como objetivo hacer frente a los desafíos clave del sector en lo que concierne a la conservación de suelos como a las de infraestructuras de riego, incluyendo el deterioro de la calidad del agua, poca eficiencia de los sistemas de riego y drenaje, marcos institucionales y jurídicos débiles, costes de operación y mantenimiento por encima de la recaudación tarifaria, vulnerabilidad frente a la variabilidad y cambio climático, incluidas condiciones climáticas extremas y retroceso de los glaciares, la misma que aún es insuficiente para salir del letargo y atraso del sector agropecuario.

Por todo ello, cabe mencionar que existe una relación entre el sector rural, la pobreza y la producción de alimentos, para lo cual se deberán implementar políticas de empleo que permitan dar a los agricultores tradicionales, oportunidades con mejores ingresos justos, de la manera que puedan invertir en sus tierras de autoconsumo y unirlas al sector de tierras industriales y de exportación, esto permitiría mejorar el nivel de vida en la población agropecuaria, alta producción con una asistencia técnica y capacitación continua con aplicación de técnicas de productividad renovadas a mayores hectáreas de tierra.

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