Fuente: RPP

Roly Auccatoma Tinco
rauccatoma@unah.edu.pe

El hombre, dueño y señor del mundo y de todos los seres que lo habitan, con el triunfo del cristianismo en el siglo III y el inicio de la filosofía medieval, recibió la colaboración de la Biblia para desarrollar su tendencia antropocéntrica, ya que Dios dijo: “Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis, 1:28).


Posteriormente, el cristianismo triunfó con el emperador romano Teodosio I, quien, un 8 de noviembre de 392 d. C., prohibió el paganismo e impuso el cristianismo. Luego, en el siglo IV, se dio la conversión del emperador romano Constantino. Del mismo modo, surgieron los filósofos escolásticos oficiales de la iglesia católica Tomás de Aquino y Agustín de Hipona. Tomás, en la primera parte, capítulos 2 y 3, de su libro “Suma Teológica” formula las “cinco vías” de la demostración de la existencia de Dios; así mismo, Agustín, en el capítulo X, de sus “Confesiones” trata de la búsqueda de la verdad y del conocimiento del amor a Dios, que es Dios mismo.

No obstante, el antropocentrismo llegó a su apogeo con la filosofía moderna iniciada por Descartes (res-cogito y res-extensa), el cual endiosa a la razón; es decir, el hombre narciso y racionalista va a reducir a todos los animales en máquina o cosa. El animal es considerado como máquina porque no tienen alma y solo reacciona.


El dueño del mundo es antropocéntrico, sigue vivo y cada vez tiene más poder para controlar el mundo, este quiere una sociedad disciplinada para sus intereses. Los filósofos construyeron a este sujeto absoluto, Rene Descartes le dio la subjetividad centralizada; Hegel, el espíritu de dominación; Nietzsche, la voluntad de poder y la fórmula “Avanzar es poder, detenerse es morir”; Freud, la pulsión de matar.


Fuente: Trome

Sin embargo, en la actualidad, la humanidad y su hogar están amenazados por la guerra nuclear, pues varios países tienen tales armas. El hombre es Agón (conflicto) y nunca vivió ni vivirá en armonía consigo mismo, dentro de la sociedad y con la naturaleza; tampoco, obedeció el mandato divino: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”. (Génesis, 2:15). El fin del mundo está en la vuelta de la esquina, el amo del mundo no es administrador ni guardián de la naturaleza, más bien lo depreda.

Por tanto, el cuidado de la naturaleza es urgente, si no tomamos conciencia de esto devastarán todo lo existente en la Tierra. Los amos que, según Kipling nos consideran mitad demonios y mitad niños, están buscando otros planetas porque saben que sus recursos se agotan; al contrario, los pobres no tenemos a donde ir.

En fin, el futuro de nuestros hijos depende de hoy. Debemos hacer lo que Galeano planteó “Amarás a la naturaleza de la que formas parte”, aunque los diez mandamientos de Dios olvidaron el cuidado de la naturaleza. Asimismo, reflexionar sobre lo que Feinmann (2015, s/p) manifestó: “Que los ecologistas defiendan el planeta que ellos necesitan destruir. No importa: son democráticos. Que aquéllos libremente lo defiendan. Ellos, libremente, seguirán devastándolo. Hay una sola cosa que no democratizarán jamás: la riqueza. Democratizar la riqueza es algo que los líderes de las potencias occidentales jamás harán.”

Referencia bibliográfica: 

Feinmann, J. P. (06/09/2015). “Sobre el humanismo”. Página 12. Recuperada de: https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/

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