Rene Antonio Hinojosa Benavides

La consecuencia más resaltante de los residuos sólidos (RS), es la contaminación de las aguas subterráneas y superficiales a través de percolación de líquidos con descomposición de los desechos que es conducido a través de las napas freáticas  hacia los ríos y quebradas,


denotándose una obvia correlación inversa en el sentido que, a mayor desarrollo de acciones de planificación del acopio de RS por parte de la población, menor contaminación ambiental.

Y es que el impacto ambiental producido por los RS repercute en la conservación del ecosistema sostenible, debido a la indiferencia de la humanidad por temas ambientales, manifestándose en afectación del ecosistema con la desaparición de flora y fauna o como declaración de especies en peligro de extinción (1).

El Estado vela por la salud de la ciudadanía, supervisando periódicamente a las empresas agropecuarias a fin de que se cumpla con las normas promulgadas para evitar la contaminación ambiental, ya que esta es una amenaza para la salud debido a que continuamente se puede absorber a través de la respiración, los alimentos que se comen y beben a diario, toda vez que estas sustancias tóxicas se distribuyen a través de la circulación por todo el organismo ocasionando a corto o largo plazo, enfermedades que muchas veces no se perciben de momento.

Todo ser humano depende de las condiciones climáticas para subsistir, aunque se sigue ignorando la importancia de descontaminar el ambiente, prevaleciendo la indiferencia hacia la naturaleza por parte de la sociedad en general, ello como consecuencia de una débil gestión de áreas naturales protegidas, ausencia de manejo y transferencia de recursos naturales, nula evaluación de impacto ambiental y escasez de leyes que normen la relación hombre-naturaleza.

Aunándose a ello las consecuencias nefastas producidas por malas prácticas en la producción, almacenamiento, transporte, venta y uso de pesticidas; desconociendo que los efectos son muy graves y que no solo afectan la economía de un país, sino también atentan contra la vida de la humanidad y su entorno, generando insostenibilidad para generaciones futuras.


Los gobiernos nacionales, regionales o locales carecen de presupuesto exclusivo para combatir este problema, sobre todo en cuestión de derecho ambiental que es una rama de poco interés para los juristas del país.

Fuente: REALIDAD, DATOS Y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADÍSTICA Y GEOGRAFÍ

Es bien sabido que, se adolece de transferencia de tecnología hacia los productores agropecuarios, quienes ponen en riesgo su salud al desconocer un adecuado almacenamiento, utilización y transporte de pesticidas.

Y se sigue desconociendo estrategias que permitan observar y/o prevenir el severo daño que se ocasiona al ser humano y al ambiente por el inadecuado manejo de agroquímicos, es más, no hay muchos profesionales que sepan de agroquímicos para asesorar de forma correcta a los usuarios, así como tampoco se cuenta con las medidas de seguridad necesarias para un adecuado almacenamiento, transporte y venta de los mismos.

Aunque existen leyes reguladoras sobre importación, elaboración, almacenamiento, transporte, venta y uso de pesticidas, pero ya son obsoletas, no se adecuan a las necesidades modernas y no permiten combatir esta problemática mundial, con sanciones inadecuadas e irrisorias (2).

Referencias

  1. Gárate Aybar, Rudy Alejandro (2016), Acopio de residuos sólidos y contaminación del medio ambiente en la Región Lima, 2016, Universidad Cesar vallejo, Perú.
  2. Ochoa Baquezea, Manuel Salvador (2015), “Sanciones administrativas por contaminación ambiental de ríos y vertientes, y la vulneración de los derechos constitucionales de la naturaleza”, Tesis, Universidad Técnica Estatal de Quevedo, Ecuador.

 

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