Muchas regiones del Perú sufren un grave déficit hídrico, donde las cuestiones del agua siempre estuvieron asociadas a las cuestiones del suelo, ya que esta conexión natural se debe principalmente a factores ambientales, incluido el terreno accidentado, las precipitaciones irregulares y las prácticas culturales.

El suelo es un recurso clave para la vida y un componente vital de los ecosistemas de la Tierra, puesto que suministran una gran variedad de bienes, servicios y recursos para satisfacer las necesidades humanas; y su erosión es una preocupación mundial por la amenaza que representa para la sostenibilidad en los agroecosistemas, ya que genera la sedimentación de los cuerpos de agua y la degradación del suelo, siendo un fenómeno mundial que se ve fuertemente acelerado por la degradación de las tierras agrícolas; frente a ello se debe implementar medidas de conservación del suelo y el agua, a fin de reducir la escorrentía superficial y mejorar la recarga de aguas subterráneas con técnicas de conservación que a su vez serían útiles para mejorar la productividad de los cultivos.

Los factores que facilitan la erosión del suelo son: (i) pendiente y longitud de las laderas; (ii) suelos poco profundos y materiales parentales altamente erosionables; (iii) capacidad reducida de almacenamiento de agua o hidrofobicidad; (iv) largos períodos de sequía seguidos de intensas lluvias; (v) suelos expuestos sin cubierta vegetal; y (vi) el uso de maquinaria pesada que compacta las capas superiores del suelo, siendo la precipitación la que lidera la generación de erosión, y las lluvias de mayor intensidad y frecuencia generalmente resultan en una erosión del suelo más severa; por el contrario, la cubierta vegetal puede afectar los patrones espaciales de erosión del suelo, ya que el aumento de esta cubierta puede reducir la sensibilidad a la erosión, además de reducir la energía cinética de las gotas de lluvia a través de la interferencia del dosel, mientras que los sistemas de raíces contribuyen a la agregación del suelo. La tasa de degradación implica varias órdenes de magnitud más rápidas que la tasa de formación del suelo, amenazando así el capital natural de los suelos y promoviendo la degradación de la tierra y desertificación y, por lo tanto, se disminuye los servicios ecológicos relacionados con el suelo; es importante recordar que los cultivos de cereales (usos tradicionales de la tierra en el Perú) se encuentran entre los usos agrícolas de secano que exhiben mayores pérdidas de suelo y agua debido al impacto de prácticas no sostenibles, como la labranza y el arado convencionales (Nunez et al., 2023).

Por otro lado, en Perú, como en otros países latinoamericanos, los usos tradicionales de la tierra han sido reemplazados por prácticas intensivas de gestión de la tierra en campos agrícolas diseñadas para desarrollar un sistema agrícola que sea más productivo y económicamente viable; estos cambios, que implican principalmente la expansión de los cultivos de cereales y frutales, son responsables de un aumento en el uso de herbicidas y maquinaria pesada, que pueden promover la degradación del suelo y el agua

Referencias:
  1. Nunes, A., Gonçalves, J. y Figueiredo, A. (2023). Erosión del suelo en usos extensivos versus intensivos en áreas sensibles a la desertificación: un estudio de caso en Beira Baixa, Portugal. Tierra, 12, 1591. https://doi.org/10.3390/land12081591

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