Fuente: Wapa.pe
Ketty Marilú Moscoso Paucarchuco
kmoscoso@unah.edu.pe

Lo más parecido a un delito, casi como robo porque hay una intención de apropiarse de algo ajeno sin el ánimo de pagarlo, tipificar esas conductas dándole la gravedad que merece, midiendo el daño que ocasiona a nuestro país, es una responsabilidad ineludible de nuestras autoridades


El Tribunal Constitucional rechazó el pedido de inconstitucionalidad interpuesto por el Colegio de Abogados de La Libertad, que buscaba la prescripción de las deudas tributarias por un importe de S/. 9, 256 millones. La SUNAT recauda dinero para todos los peruanos con la finalidad de cubrir sus necesidades y más ahora en tiempos de pandemia; esta institución se encuentra empoderada para ejecutar esos cobros, las empresas millonarias deben pagar sus impuestos al igual que lo hacen todos los contribuyentes de este país sin ninguna distinción.

Estas deudas datan desde el 2012 y en algunos casos desde mucho antes, ¿a qué se debe?, ¿la culpa es de los empresarios?, déjeme comentarle que no, la responsabilidad recae sobre la administración pública. Estas empresas con personería jurídica se defienden al igual que una persona natural, presentan informes, quejas, impugnaciones, solicitan ampliación, cruce de información, medidas cautelares, aportan pruebas; cada uno de estos procesos encuentran respuesta después de interminables periodos.


¿La legislación tributaria en el Perú es blanda? Más que blanda, ¡oscura!, nuestros representantes por años han favorecido a través de leguleyadas a estas empresas millonarias, resulta sencillo crear una ley donde las deudas con el Estado no prescriban. Se exige una fiscalización a los funcionarios públicos inmiscuidos en extender estos procesos de cobranza, y a la vez a los funcionarios de SUNAT que cumplan su labor y sean más diligentes, ¡basta ya de perder tiempo y dinero!


 

Fuente: AP Noticias Perú

Judicializar una deuda tributaria, para no cumplir con el país, ha sido la mejor estrategia para estas organizaciones. Este precedente motiva a la SUNAT, para resolver estos casos en menor plazo de lo que los faculta la ley, para que no exista dilación en la resolución del proceso y así evitar comentarios como “la SUNAT demoró más de tres años en dar respuesta”.

La justicia que tarda no es justicia. Los que fomentan la inversión privada y la libertad de empresa, con reglas claras, están de acuerdo en que estas deudas no prescriban; si al pequeño deudor lo embargan inmediatamente, porque no hacerlo a empresas que han lucrado con nuestros recursos, que se aplique la imparcialidad es un derecho.

Será difícil creer que la SUNAT pueda cerrar la Compañía de Minas Buenaventura, Scotiabank Perú, Telefónica, Latam, Odebrecht entre otros. Que este precedente, no confunda a los empresarios, alargar el tiempo de la deuda tributaria, no favorece a la prescripción; la SUNAT cuenta con una figura legal denominada responsabilidad solidaria, que asocia a los altos directivos con la obligación, son ellos los que asumen la deuda y lo hacen sin lugar a reclamo. En el Perú no se puede hacer perro muerto con las deudas tributarias.

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