Fuente: Historias de Nueva York: Edipo reprimido – Películas de Woody Allen
Roly Auccatoma Tinco
rauccatoma@unah.edu.pe

Lo confieso, soy un Edipo reprimido, desde mi inconsciente mi madre me reprime y agobia con sus mandatos; ella decía que sus palabras eran divinas porque venían de la ley de Dios; por eso, no podía realizarme como un hombre con libertad. 


Es así que, Woody Allen, en su película Edipo reprimido, que forma parte de la película Historias de Nueva York (1989), compuesta por tres episodios, manifiesta que un buen día acuden los tres a un espectáculo de magia en Chinatown y la madre de Sheldon desaparece dentro de una caja china. Cuando le pide explicaciones al mago Shandu (George Schindler), este no sabe qué decir… Poco tiempo después, surge la sorpresa en la vida de Sheldon y de los habitantes de la ciudad: la madre reaparece en el cielo de Nueva York, suerte de espíritu omnipresente que todo lo ve y que hará la vida imposible a Sheldon. Así, es que me siento, sin dejar aflorar lo que deseo ser, porque sus preceptos están en mí y me gobiernan.

Por otro lado, como todo patriota, expliqué a mi madre que estaba dispuesto a dar la vida y toda mi creación por una patria libre, como José Martí lo hizo en su oportunidad con su obra Abdala: “El amor, madre, a la patria / No es el amor ridículo a la tierra, / Ni a la yerba que pisan nuestras plantas; / Es el odio invencible a quien la oprime, / Es el rencor eterno a quien la ataca…”. Entonces, como profesor, tengo el propósito de brindar mi trabajo y creación de conocimientos para entregarlos a mi patria.


Mi madre cristiana, con estudios de la universidad de la vida, me dejará luchar por los pobres y por la libertad de los pueblos oprimidos; pues, ella sabe, perfectamente, “que la lucha por los hombres no se hace por caridad”. Así cantó Ali Primera, Madre déjame luchar: “tú me enseñaste / a no matar las mariposas / que no cortara las rosas/ que en tu jardín cultivabas. / Fui aprendiendo poco a poco / a querer a los demás / por los humildes / madre déjame luchar”.

fuente: Ali Primera «Madre Dejame Luchar» – Radio Radical Boricua

Conocedores de que la madre cuenta con un gran amor de tipo ágape, pues nos quiere ver siempre bien, uno cuando regresa a sus brazos grita las mismas palabras de César Vallejo: “Madre, me voy mañana a Santiago (Machente), / a mojarme en tu bendición y en tu llanto. / Acomodando estoy mis desengaños y el rosado / de llaga de mis falsos trajines”.

La madre que con el paso del tiempo se convierte en vieja y vencida, sé que la muerte me la arrebatara y en ese preciso momento gritaré a los cuatro vientos, como Vallejo, diciendo: ¡tú no tienes Marías que se van! Se producirá el divorcio espiritual con Dios.

Kant, el filósofo ilustrado, había dicho que las mujeres no tienen la capacidad de entender “el bello sexo puede ahorrarse esa tarea. Y lo decía con enorme convicción: que el bello sexo habría de permanecer siempre en la minoría de edad ya que no sabía valerse del entendimiento”. Aunque los filósofos no han entendido a las mujeres, tampoco yo, sé que mi madre entendió la condición humana y que, ideologizada, sería más valiente de lo que es.

En fin, madre, tú y yo sabemos que el amor por los desesperados es nuestra esperanza, así como dijo Benjamín “Solo por amor a los desesperados conservamos todavía la esperanza”. Por eso, madre, “si te dicen que caí, no llores por mí”. Sabes que cumpliendo un mandato divino me iré de este mundo. 

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