Fuente: EL PAÍS Retina
Uriel Rigoberto Quispe Quezada
uquispe@unah.edu.pe

La toma de decisiones es una actividad de todos los días, que amerita afrontar riesgos y dificultades e implica evaluar y elegir opciones, con el objetivo de alcanzar mejores resultados y de manera oportuna.


Es evidente, ante estas situaciones, se presentan en las organizaciones ciertos niveles de incertidumbre, al carecer elementos de juicio y valor que acompañen en la seguridad de hacer lo correcto. Esgrimir la posibilidad de entendimiento sobre estas acciones, por parte de los ejecutivos o personas que tienen la responsabilidad de llevarlas a cabo, es una tarea difícil y en algunos casos presenta niveles de complejidades mayores durante las decisiones.

Entonces, ¿que pone en manifiesto a los ejecutivos a tomar decisiones sobre una problemática o estrategia?, éste es una interrogante continua que se presenta, independientemente si estas decisiones están por el cauce correcto o no, pero cuyas acciones deba estar promovida con respuestas oportunas.

En el proceso de las decisiones, los ejecutivos toman partida bajo dos distintas formas, por un lado, cuando está supeditada por la intuición, es decir por la experiencia que haber manejado escenarios de este tipo o juicios de valor acumulado y que a partir de ella permita tomar acciones en momentos de importancia y rapidez.

Por otro lado, existe la toma de decisión con el uso del análisis o la razón, ésta supeditada al manejo de la información, cuanto más informado se esté, existe la posibilidad de tener todos los elementos de juicio necesarios a fin de alcanzar que las decisiones sean eficaces y minimicen los errores.


Las decisiones ejercidas a través de la intuición, se da a menudo en actividades rutinarias que no requiere mayor análisis y responda a la exigencia de rapidez, por medio de la experiencia acumulada.


Fuente: Cepymenews

No obstante, muchos de los ejecutivos toman partida por este medio en decisiones de mayor complejidad, pero que sin embargo es contraproducente, ésta conduce a una gran probabilidad de cometer errores, por la falta de información y análisis a mayor detalle.

El análisis, mediante el manejo de la información es sumamente importante en el proceso de toma de decisiones, ayudan a minimizar los posibles errores que se puedan cometer y en cuyas decisiones se den de manera objetiva, examinando con detenimiento los aspectos positivos y negativos y las distintas aristas que se presenten en las problemáticas y retos empresariales, buscando en todo momento información veraz y confiable y extraer de ella datos cuyo valor es de suma importancia e imprescindible.

Si bien es cierto, que ambas son necesarias, uno más que la otra, pero que éstas deban estar acompañadas con responsabilidad y eviten generar decisiones incorrectas, que representen pérdidas económicas y conlleve a una crisis existencial nada aconsejable en las organizaciones.

Estas, a su vez deban estar acompañadas de actitudes proactivas y de cambio, que exige el mundo de los negocios y supeditadas a la dinamicidad que representa el sector, tomando por delante la responsabilidad de conducir una organización en la que los miembros dependen de las decisiones de éxito o fracaso que tomen sus líderes.

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