Fuente: La República
José Luis Escobar Morán

La semana pasada, en un artículo con el mismo título, explicaba como las guerras de independencia fueron una lucha entre criollos y peninsulares,


por un lado, para acceder a la propiedad de la tierra, hasta ese momento eran de los reales y ellos la explotaban por una graciosa venia de su majestad y por el otro, gente que aspiraba a mantener los privilegios y canonjías, que también dependían de sus “graciosas majestades”.

En ambos lados, lo señalábamos, españoles y criollos, por eso no llama la atención, que un militar español: Juan Antonio Álvarez de Arenales, quien vino al Perú en la expedición de San Martín, proclamara la independencia en Huamanga; en una expedición para contactarse con los indígenas alzados en armas, desde la época del levantamiento del líder indígena Mateo Pumacahua.


Luego debería dirigirse a Cerro de Pasco, reforzado por tropas nativas, especialmente Morochucos y en la cercanía de esa ciudad se enfrentó a las tropas realistas mandadas por Diego O´Reilly, derrotándolo, tomando la ciudad y el tesoro real que ahí se encontraba; forzando la retirada del Virrey de Lima, para dirigirse a la sierra, hecho que posibilitó la Proclamación de la Independencia en Lima.


Vemos como Los Morochucos se integran al ejército libertador, pero no solo ellos, en la tesis Doctoral de Nuria Salas, titulada Revueltas indígenas en el Perú tardocolonial, presentada a la Universidad de Cataluña, describe los levantamientos en todo el territorio nacional, de pueblos indígenas que se sublevan contra las nuevas reparticiones de encomiendas, en una época en que estas ya habían sido abolidas, 1770-1820, es el periodo en que se debieron implementar las reformas en la administración colonial, normadas por Carlos III en 1770, pero que no se realizaron. Otro motivo fue la disminución de los precios agrícolas, que obligaba al estado colonial, tener tropas desperdigadas por todo el territorio Virreinal, en previsión de cualquier asonada, sin poder reunirla para enfrentar al llamado “Ejército Libertador”.


Fuente: El Comercio Perú

Otra investigación muy interesante, es la realizada por el peruano David Morán en su tesis doctoral La revolución y la guerra de propaganda en América del Sur: Itinerarios políticos de la prensa en Lima, Buenos Aires y Santiago de Chile. (1810-1820) Presentada a la Universidad de Buenos Aires.

Describe la deriva ideológica de los principales medios de comunicación de esas ciudades, según como avanzaba la guerra. En algunos párrafos se nota la relación tirante entre los “indios” y los criollos, y los niveles de organización que estos comenzaban a lograr, en 1810 sus niveles organizativos estaban al nivel de los momentos previos a la rebelión de Tupac Amaru.

El levantamiento indígena, sin embargo tuvo signos opuestos, unos luchaban por el rey y otros en contra de él, en una guerra a vida o muerte, mientras que los criollos y peninsulares, la veían como una guerra civil, como incluso el propio Fernando VII conceptualizaba estos enfrentamientos, como aparece en su carta de destitución a Pio Tristan, descalificándolo por ser demasiado duro con “esos hijos de la tierra que se habían alejado de su Señor Natural, por la perniciosa influencia del anticristo en Europa”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *