Uriel Rigoberto Quispe Quezada
uquispe@unah.edu.pe

Las economías del mundo están siendo sometidos a una prueba sin precedentes debido a la pandemia provocada por el Covid-19. En una crisis de salud como la que se está atravesando, el comercio internacional es fundamental para salvar vidas y asegurar medios de subsistencia.


Es muy importante mantener la cooperación internacional para incentivar a que el comercio se dinamice, pero ¿qué sucede cuando las puertas de la importación y exportación se cierran parcialmente o totalmente? Este es un nuevo escenario; ni los mejores estadistas o economistas lo han pronosticado en ninguno de sus modelos económicos, pero se vivió hace 5 meses atrás. Entre fines de febrero, marzo y abril de este año, las grandes economías incluyendo el Perú, optaron por cerrar fronteras y limitar el transito interno para evitar o reducir el riesgo de contagios.

El coronavirus, castiga duramente a China en enero y febrero, cuando se reportaban nuevos casos por miles en un solo día. La respuesta del gobierno Chino fue de imponer un cierre total en la provincia de Wuhan, lugar de origen de la pandemia, cancelando el transporte interprovincial y ordenando a la ciudadanía a estar en casa y con ello poniendo en pausa el comercio y negocios en casi todos los sectores económicos del país. Medidas drásticas como estas tienen duras consecuencias en el comercio, las cadenas de suministro pueden ser destruidas y poner en riesgo la seguridad alimentaria mundial.  

No obstante, esta China no es la que sufrió crisis de hambruna como en siglos anteriores, la moderna China posee nuevas tecnologías, riqueza y ha venido trabajando por décadas para mejorar seguridad alimentaria; ha invertido en la década pasada con recursos de más de 10 billones de dólares adquiriendo semillas mejoradas. Esa inversión realizada al parecer ha aminorado los efectos del coronavirus, que pudo ser catastrófica y con graves consecuencias.


Fuente: El Ágora diario del agua

Nunca se imaginaron cerrar todas las fronteras. El alimento almacenado en cada lugar duraría por cierto tiempo, y una vez que se agota; ¿qué sucedería? Es ahí cuando los gobiernos pasan por la prueba de fuego, de qué inversiones hicieron antes de la llegada de la pandemia, como medidas de prevención para afrontar y aminorar impactos de este tipo.


China dispuso subsidiar la agricultura para su reactivación, e invierte en tecnología incluyendo drones y vehículos automatizados que pueda mantener las líneas de distribución sin el contacto humano. El gobierno proveyó de materiales y equipos de protección de salud, para que las personas que se dedican a la agricultura puedan continuar con sus labores y no permitan que la cadena de suministro de alimentación sufra alguna disrupción.  Es interesante ver que incluso en ese país donde el comercio electrónico domina el mercado, ha demostrado aun mejor apoyo.


Las disrupciones del comercio interno e internacional podrían desencadenar pánico en mercado de alimentos y este a su vez generar escasez de suministros. China implementó a inicios de la entrada en cuarentena creando el “green channel” o canal verde para todos los productos agrícolas frescos y ha prohibido la implementación de cercos no autorizadas. En ese momento, no se esperaba que la disrupción sea severa en el corto plazo en tanto el suministro de alimentos fue suficiente y sus niveles permanecían estables.

Muchos de los países en el mundo optaron en copiar las medidas tomadas por China para afrontar la pandemia, incluyendo al Perú, que dispuso la declaratoria de estado de emergencia a mediados del mes de marzo del año en curso.

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