Cuando escuchaba de Ayacucho lo asociaba con la idea de la fe, los largos recorridos por semana santa, la artesanía estupenda, los retablos espectaculares, un escenario histórico del país y aquella religiosidad que de forma mística me podía embargar. Al vivir aquí, encontré muchos motivos y lugares interesantes, no era solo la imagen que proyecta hacia afuera, tiene aún más que ofrecer. Y es que así es la naturaleza, nos sorprende y esta sierra hermosa tiene lo suyo.

Las aguas turquesas de Millpu, se ubica en el distrito de Huancaraylla provincia de Víctor Fajardo en la región de Ayacucho, tiene una majestuosa vista panorámica con su impactante color, que en vivo y en directo te das cuenta que las fotos no exageraron en su tonalidad porque realmente son así, presenta aproximadamente un total de veinte piscinas color turquesa, lo cual depende de la época del año, es recomendable visitarlo entre mayo y setiembre, su color depende los minerales que arrastra el río en combinación con la luz del sol. Actualmente, posee un camino señalizado, el cual podría ser mejor, pero evita que te pierdas por el sendero, escalinatas en algunas partes, paradores de descanso que les falta bancas, algunos depósitos de desperdicios, varios lugares que venden alimentos enfáticamente a base de trucha; ni que decir de las fotos impresionantes que puedes captar, aunque ahora ya no se permite el ingreso a sus aguas porque puede deteriorarse y dañarse, igual existe una cola enorme de gente en temporadas altas que tiene el objetivo de tomarse las fotos como en los portales web o revistas, te llena de magia, te convence más que el Perú puede seguir sorprendiendo al mundo y a los mismos peruanos.

Es una caminata que a medida que avanzas te permite disfrutar de una vista panorámica de las llamadas piscinas naturales, se puede llegar hasta la cascada que indica el principio de las piscinas, un gran ojo de agua que se origina en lo más profundo de la montaña desde donde nacen las aguas del río, es un tesoro de la naturaleza que se encuentra adornado por la vegetación propia de la sierra peruana, que puede reflejar una postal paradisíaca; en ese espacio, suelen esperan parte de la comunidad, con sus danzas e instrumentos típicos, alquilan sus vestimentas a precios módicos, exhiben a sus animales con llamativos atuendos y con todos puedes tomarte fotografías, muestran mucha hospitalidad, son asequibles, puedes entrevistarlos, realmente disfrutas y te empapas de una gran energía.

Todo el recorrido puede durar dos horas, de forma tranquila, haciendo paradas, disfrutando del paisaje, al terminar puedes almorzar en las “mamitas” del lugar o en los recreos campestres, Circamarca te espera con los brazos abiertos de sus aguas turquesas, de su riqueza natural, Millpu es una maravilla, no en vano se observa una alta demanda.

Existen aspectos que mejorar, pero las horas de viaje valen la pena. No se lo pueden perder.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *