Fuente: Portada - CGTN
Rene Antonio Hinojosa Benavides

Esta información la he recopilado con el debido cuidado de que lo que voy a exponer aquí tenga evidencia científica para mejorar nuestro sistema inmune.


Watzl et al, (2019) publicaron su artículo científico “Modulation of human T-lymphocyte functions by the consumption of carotenoid-rich vegetables” en la revista British Journal of Nutrition, Vol 82(5), 383-389 en donde se valora una sustancia llamada interleucina 2, que estimula el crecimiento de nuestros soldados que son los linfocitos T y linfocitos B, soldados que producen anticuerpos que serían algo así como “las balas” que van a disparar contra los coronavirus, y lo encontramos en el tomate.

Por otro lado,  Åkerström et al, (2005) publicaron su artículo científico “Nitric Oxide inhibits the Replication Cycle of Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus” en la revista Journal of Virology, Vol 79(3), 1966-1969 en donde se asevera que el óxido nítrico evita la replicación o aumento del virus cuando ya esté en el cuerpo, y lo encontramos en el tallo del apio.

Tenemos dos formas de adquirir la vitamina D: La primera es vía oral con comida fortificada con suplementos; la segunda es mediante la exposición a la luz solar por un tiempo promedio de 10 minutos, ya que la vitamina D regula la homeostasis del metabolismo fosfo-cálcico, la proliferación celular y la inmunomodulación que es la forma más efectiva.


El 95% de los depósitos corporales provienen de la síntesis cutánea durante la exposición a la luz solar, siendo más efectivo en adultos de tez blanca, ya que cuando ellos se exponen a la luz solar producen 1 nanogramo de vitamina D por cm2 de piel.


Esto es muy importante para tener en cuenta, en razón de que actualmente el confinamiento y las medidas de aislamiento social hacen que disminuyan nuestra exposición a la luz solar y por ende, disminuye nuestra producción de vitamina D; mientras que los adultos de tez oscura tienen menor producción de esta vitamina dado que la melanina absorbe fotones de la luz solar.

La vitamina D está representada por dos compuestos liposolubles: vitamina D3 (colecalciferol) y la vitamina D2 (ergocalciferol). La vitamina D3 es producida en la piel del ser humano y de otros animales, a partir del 7-deshidrocolesterol (derivado del colesterol) por acción de los rayos ultravioleta B (UVB). La vitamina D2 se produce en las plantas, en los hongos y en las levaduras por la irradiación solar a partir del ergosterol.

Ambos compuestos de vitamina D son inactivos biológicamente, por lo que al ser absorbidos sufren una serie de transformaciones (metabolismo) para producir varios compuestos (sus metabolitos), que son los activos y los responsables de las múltiples funciones de la vitamina D que son muy importantes para la salud humana.

Por el bajo consumo de alimentos ricos en vitamina D (pescados grasos como el salmón o el atún, hígado de ternera, yema de huevo y hongos) se promueve la suplementación y/o la exposición cuidadosa o prudente a la luz solar, por riesgos o daños que pueden ocasionar su exposición por tiempo prolongado.

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