La humanidad avanza a su ocaso y se acerca la cita con la oscuridad porque en un mundo globalizado el poder la tiene el tecno-capitalismo que determina en la historia e impone su dictadura, cuya grandeza es devastar todo lo que está a su alcance. Los filósofos, sin una sustancia tóxica, pueden ver el futuro, así como Heidegger: “Para mí, una pregunta decisiva hoy, consiste en saber cómo atribuirle a la época técnica un sistema político, y cuál. No tengo respuesta a esa pregunta. No estoy convencido que sea la democracia” (1996, p. 57).

El mundo y el hombre son direccionados por la técnica o las prótesis. “Todo funciona. Eso es precisamente lo inquietante, que todo funciona y que el funcionar lleva cada vez más a un continuo funcionar; que la técnica cada vez más desraíza y separa al hombre de la tierra” (Heidegger, 1996, p.58). ¿Contra quién luchará el hombre capitalista y a quién lo mostrará su poder devastador, los aviones de guerra supersónicos, las bombas nucleares y armamentos bioquímicos?

El comediante Cantinflas lanzó su palabra al mundo en la película Su excelencia:

El remedio para todos nuestros males estaba en tener automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión; y yo me pregunto: ¿para qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos?, ¿para qué queremos refrigeradores si no tenemos alimentos que meter dentro de ellos?, ¿para qué queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes escuelas para nuestros hijos?

¿Somos conscientes del poder de un Estado técnico absoluto? No. Pero, es visible el futuro de la humanidad y su autodestrucción con el dominio de la técnica. Solo nosotros conocemos el proyecto del imperio belicista. El destino de la humanidad es el fin (the end) de la mayoría y tal vez sobrevivan de la gran devastación algunas personas y construyan una vida de paz con sus prójimos. Pues, en nuestra época se vive la multipolaridad, varios países tienen las armas de destrucción, si uno de ellos aplasta con furia el botón, todos lo harán lo mismo.

Sólo un dios puede salvarnos aún. Como única posibilidad nos queda la de preparar en el pensar y en la poesía, una disposición a la aparición de este dios, o a su ausencia en el derrumbe: para que sucumbamos frente al dios ausente. (Heidegger, 1996, p. 60).

Lo que confirma contundentemente la historia es que sucumbiremos frente al dios ausente por las armas hechas por la ciencia que no piensa. El hombre es el demonio de sí mismo y de su prójimo. Volteare le hace hablar a su personaje Cándido: “Hay mucho mal en la tierra” (Voltaire, 2022, p.145), porque hay demasiados horrores en el mundo. Y si existe el Dios es que no es neutral y tiene en su esencia el mal, como lo diría Karl Löwith: “Luego de Auschwitz es imposible pensar un Dios totalmente bueno”.

En fin, el hombre es un animal raro que se autodestruye, con su ciencia creyó las armas letales y en cualquier momento hará su explosión matando a todos los que dan sentido a este mundo. La pulsión de matar del hombre ganó a su fuerza de Eros y no tengamos la fe del carbonero buscando un mundo mejor. “Si éste es el mejor de los mundos posibles, ¿cómo serán los otros?” (Voltaire, 2022, p. 25). Entonces, disfruta la vida sin quejarte y mirando con serenidad el fin del mundo.

Referencias:
  1. Heidegger, M. (1996). Entrevista del Spiegel a Martin Heidegger. In Tecnos , Madrid. http://www.pileface.com/sollers/pdf/ENTREVISTA DEL SPIEGEL A MARTIN HEIDEGGER.pdf

  2. Voltaire, F.-M. A. (2022). Cándido o el optimismo. http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx

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