Por: Roly Auccatoma Tinco:
El hombre ha nacido para morir: esta verdad es rechazada, pero a la vez asumida en nuestra etapa de vida. Primero, nos afirmamos inmortales y vemos a la muerte como un suceso muy lejano, viendo a los otros morir; después, asumimos nuestra finitud, es decir, nuestro tiempo se termina o la venganza del dios Cronos nos está devorando.

Vemos el paso del tiempo, nos está matando poco a poco y eso nos angustia; sabemos que vamos a dejar de ser y, cuando nos vemos en el espejo, todos concebimos un monólogo existencial: “Cada día que pasa nos parecemos más al cadáver que seremos”. En el mundo, hay un ser metafísico y es el único que tiene conciencia de su muerte; es quien sabe que en cualquier momento puede morir, es decir la muerte es inminente; sabe que sus días están contados y asume que la muerte es intransferible porque nadie va morir por ti, además más allá de la muerte no hay infierno ni paraíso, se muere solo una vez.

La metafísica es un saber que pretende hacer entender lo que está situado más allá o detrás del ser físico en cuanto tal; es así, que todos nos hacemos la interrogante que se hizo Gottfried Wilhelm Leibniz: ¿Por qué hay algo y no más bien nada? A ello, los que venden esperanzas responden: “Hay algo porque es imposible la nada”; ese algo es Dios que ha creado todo lo que existe y después de la muerte nuestro destino es el paraíso o el infierno, luego solo los que viven en el paraíso serán dichosos e inmortales. Siempre un Algo calma nuestra mayor angustia. Si la Nada existiera todo estaría permitido, ello lo reafirma Dostoyevski en su obra Los hermanos Karamazov cuando manifiesta: “Si Algo no existe, todo está permitido”. Sin embargo, esto no debería legitimar las torturas y asesinatos, aunque el hombre siempre ha matado, mata y matará a su prójimo basándose en teorías fundamentalistas. ¡Nada es mejor!, tal como Discépolo afirma, el siglo XXI es un cambalache.

Por otro lado, si existe la Nada ¿qué color tendrá?, pues de ella no tenemos ninguna idea porque es imposible pensarla, además la razón se enloquece. No obstante, en la película “Psicosis” (1960), de Alfred Hitchcock, se presenta el color de la Nada, justamente en la escena del asesinato en la ducha; nos muestra a la Nada como un vacío oscuro y, ya que su ser, que es la sangre de la mujer asesinada, se va al drenaje. Así, la cámara de Hitchcock, enfoca el paso del ser a la nada. En fin, toda vida humana es valiosa e irremplazable, por ello debemos valorarla y decir aún no a la muerte; aunque el hombre vive mirando a la muerte y sabiendo que va a la Nada, esa conciencia lo engrandece, ya que a pesar de todo puede vivir en plenitud, porque cada momento de la su vida es único y eterno. ¡la vida lo es todo!

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