Manuel Mendoza Colos 1912810165@unah.edu.pe

Los líquenes son aquellas manchas de colores que vemos en los árboles, las rocas o en las tejas de los techos, a veces más vistosos y otros menos llamativos, en la mayoría de los casos pocas veces le prestamos la atención debida. Pero, ¿sabía usted que este organismo sencillo nos puede decir que tan bueno es la calidad de aire que respiramos en nuestra ciudad?


Los líquenes son dos organismos, un hongo y un alga, que viven en simbiosis (dos organismos que viven juntos y se benefician mutuamente). El más beneficiado de esta simbiosis es el Hongo, este puede tener colores muy diferentes según la especie y variar del gris o marrón, hasta llegar a amarillos y anaranjados. Una forma sencilla de clasificarlos e identificarlos es teniendo en cuanta el lugar donde viven, que son: Líquenes crustáceos, se encuentran sobre las rocas, pegados al sustrato; líquenes foliosos, se encuentran sobre las ramas o rocas, con aspectos de pequeñas hojas y finalmente están los líquenes fruticulosos, se encuentran sobre ramas, con aspecto de pequeños arbolitos. Estos organismos pueden vivir en las zonas más hostiles y son capaces de adaptarse a cualquier ambiente; pero los líquenes tienen un punto débil. Y es que son muy sensibles a muchos contaminantes como el dióxido de azufre, el amoniaco, materiales radiactivos o ciertos fenómenos como la lluvia ácida que les afectan negativamente.


Las algas viven dentro de las láminas del hongo. Cuando el hongo absorbe agua, esa misma agua cargada de sales llega a las algas y con el sol realiza la fotosíntesis. Entonces, esta simbiosis es posible gracias a que el hongo le da protección al alga y le provee de agua y minerales, mientras que el alga le devuelve los productos de la fotosíntesis como azúcares, proteínas y grasas para que pueda vivir. Como se puede notar, estos organismos no requieren muchos requerimientos del sustrato para vivir en (rocas, cortezas, etc.), pero son sumamente sensibles a la contaminación del aire. La capacidad de absorber y acumular diversas sustancias presentes en el ambiente ocasiona que la mayoría de los líquenes no toleren la mala calidad del aire y agua. La acumulación de estas sustancias y su dificultad de excretarlas, retardan su crecimiento, dificultan su reproducción y pueden provocarles su muerte. De esta forma, los líquenes se consideran indicadores naturales o bioindicadores de la contaminación atmosférica, ya que la ausencia de los líquenes significa mala calidad del aire.

En las grandes ciudades suelen verse poco, y en algunas ciudades con demasiados habitantes su presencia es casi nula. En Huanta, cuando salimos de nuestras casas, los líquenes son bastante notorios, puesto que se puede ver en troncos de los árboles, en las rocas y en los tejados. En este sentido, los líquenes que vemos a diario en nuestra ciudad nos ayudan a identificar que las condiciones ambientales y la calidad del aire es óptima para ser respirado.

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