Fuente: Diario Correo

El pasado martes 7 de noviembre de 2023, acudí a la Galería Apuñawi del pintor Huanuqueño Moisés Emiliano Nieto Alva, en Huamanga, Perú, con el objetivo específico de entrevistarle sobre la curaduría. Moisés me explicaba en sus palabras lo que entendía por curaduría y cómo organizar una exposición, dándome ejemplos a partir de la variedad de cuadros que había en la galería.

Desde su visión más plástica y artística, me relataba como poder organizar los cuadros y seleccionarlos de acuerdo a una narrativa y con diferentes criterios: por temas pictóricos, por tamaños, por color. Por otro lado, Moisés sacó un libro de Víctor Vich y empezó a explicarme que, la curaduría, es un componente de la Gestión Cultural y están relacionados para la realización de proyectos artísticos. Para Víctor Vich, la curaduría sería una de las identidades de la formación de un Gestor Cultural, aunque propone cuatro identidades: 1- etnógrafo, 2- curador, 3- militante, 4- administrador (Vich, 2021)

¿Qué es un curador? Definámoslo como un constructor de narrativas o, mejor dicho, como alguien que puede intuir el conjunto de narrativas que los objetos culturales traen consigo. A través de una cuidada selección de objetos, el curador es quien puede articular la producción cultural de acuerdo a temas y a problemáticas muy concretas. Debe tratarse de alguien que conozca bien la producción cultural existente: la literatura, las artes visuales, las artes escénicas, la música, la tradición popular, etc. El trabajo curatorial debe ser siempre riguroso en su recopilación del material seleccionado, en su uso de fuentes, en la fundamentación de los criterios que van a proponerse. Desde ahí, un buen gestor es alguien capaz de presentar los objetos culturales de una manera diferente a como lo hacen el Estado o el mercado. (Vich, 2021, p. 23-24)

De la Torre (2014), plantea sobre la figura del curador lo siguiente:

El curador debe entablar, para realizar bien su labor, un triple diálogo: debe ser interlocutor válido con las fuentes de producción creativa, esto es, con los artistas. Por otro lado, debe conocer la teoría y estar dispuesto y preparado para elaborar un corpus teórico propio que apoye o matice sus propias hipótesis. Por último, debe instituirse como el primer crítico de sus propuestas y debe exponerse –en cuanto que su trabajo está sujeto a la opinión y visibilidad pública- al análisis crítico, tanto genérico como especializado (p. 158).

Se identifica al curador o comisario como un profesional de la creación y conceptualización de exposiciones. Crea o detecta el marco conceptual que justifica la exposición, al tiempo que identifica, localiza y selecciona los elementos, objetuales o documentales, materiales o inmateriales, artísticos o extraartísticos, que soportan el discurso que los cohesiona. Diseña, planifica y supervisa la instalación y montaje de los elementos expositivos; la puesta en escena al servicio del qué y el cómo se quiere contar. Debe, en suma, controlar y coordinar, aunque sea de modo indirecto, todos los aspectos de la exposición, aunque tienda a abrir redes de colaboración y participación. Su perfil profesional se sitúa entre el de un director musical y el de un hombre-orquesta (p.159)

Otro de los criterios planteados por Víctor Vich, es el factor “militante, el cual implica un “proceso” a largo plazo, elaborar un proyecto de gestión cultural o curatorial y no un “evento” único en una fecha concreta. Desde los diseños de investigación en psicología evolutiva, el proyecto curatorial como “proceso” sería una aproximación a aplicar un diseño longitudinal, donde recoges diferentes medidas de interés en diferentes tiempos, es decir, a largo plazo; en cambio, un “evento” sería en psicología evolutiva aplicar un diseño transversal, donde recoges una única medida en un solo tiempo concreto.

La tercera identidad es la del “militante”. Preguntémonos aquí qué es lo que debe gestionar el gestor. Y respondamos que debe gestionar “procesos” y no solo “eventos”. O, si se quiere, los eventos gestionados deben ser entendidos como parte de procesos de largo plazo (Vich, 2021, p. 24)

Por último, la primera identidad que plantea Vich en su libro, es la del etnógrafo:

La primera es la identidad del etnógrafo porque la función de todo gestor cultural debe radicar en conocer bien a las poblaciones locales, vale decir, en localizar cómo se ejercen los poderes existentes y en dar cuenta de las formas en las que funciona la hegemonía. Desde este punto de vista, el gestor tiene que estar formado en temas básicos de las ciencias sociales […]Desde la opción intercultural, el gestor tiene que construir proyectos de intervención que den cuenta de la diferencia cultural y de las relaciones de poder que median entre las culturas, pero, al mismo tiempo, debe combatir toda exotización o toda visión estática y esencialista sobre las culturas. (Vich, 2021, p.23

Figura 3 y 4: Visita e inducción a la práctica curatorial en la Galería Apuñawi del pintor Huanuqueño Moisés Emiliano Nieto Alva. Martes, 7 de noviembre de 2023

Referencias:
  1. Vich, V. (2021). Políticas culturales y ciudadanía: estrategias simbólicas para tomar las calles. CLACSO; Instituto de Estudios Peruanos; Editorial de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional del Rosario.
  2. De la Torre Amerighi, I. (2014). El proceso curatorial como obra de arte; el comisario como artista. Aproximaciones al debate y la crítica en torno a las debilidades, problemáticas y capacidad de transformación de la acción curatorial y el proyecto expositivo en la actualidad Revista Historia Autónoma, 4 (2014), pp. 157-172.

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