Fuente: InfoVaticana
Roly Auccatoma Tinco
rauccatoma@unah.edu.pe

Los pobres en el mundo tienen hambre, los hambreados están sin conciencia; mientras, los ricos que son dueños de los monopolios y oligopolios sujetan a los pobres y jamás democratizarán la economía. Entonces, concientizar, desmitificar es la tarea de los filósofos transformadores.


El hambre mata a los peruanos en pobreza extrema, pues el alza de los precios se da en estos tiempos de pandemia, todo a raíz de la victoria de la izquierda política. Los pobres, traicionados por los ricos, son encerrados como Ugolino y sus hijos en la torre del hambre, descrito por Dante Alighieri en su monumental obra La divina comedia, en el Canto XXXIII del infierno:

“Cuando vi la mañana en sus rostros, advertí mi aspecto y me empecé a morder las manos del dolor. Ellos, al verme, creyendo que era de hambre, me rodearon:  —“¡Padre! —me dijeron— ¡Padre! …, puedes comer de nosotros…, tuyos somos, cual tú nos diste el ser”. Procuré sosegarme para que ellos no sufrieran más. Y así transcurrió un día y otro más. ¡Tierra!… ¿por qué no abriste tus entrañas…? Fue al cuarto día que Baldo cayó a mis pies: —“¡Padre!, ¡ayúdame…!” Murió con estas palabras”.

Este acontecimiento es analizado por Borges en El falso problema de Ugolino, donde nos manifiesta: “En la tiniebla de su Torre del Hambre, Ugolino devora y no devora los amados cadáveres, y esa ondulante imprecisión, esa Incertidumbre, es la extraña materia de que está hecho. Así, con dos posibles agonías, lo soñó Dante y así lo soñarán las generaciones.” Entonces, el hambre pudo más que el dolor.

Por tanto, la crueldad del hambre sobrepasa al dolor; es decir, es superior al dolor, ya que un ser con hambre es capaz de cometer todo tipo de atrocidades con la finalidad de salvar su vida. ¿Qué horrores puede generar el hambre? La revolución francesa empieza porque María Antonieta dijo a los pobres de Francia: “si no tienen pan, que coman pasteles”, la insensibilidad de los ricos no tiene límites, hoy se muestra en el Perú.   


Por otro lado, la inhumanidad es el germen de toda maldad. El alza de precios manifiesta la inhumanidad de los pudientes, porque los pobres nunca estarán en sus libros de contabilidad; siempre nos trataron como simples peones de ajedrez en el tablero de la política y, en economía, somos clientes o consumidores ávidos.

Fuente: Seeker of Truth – WordPress.com

Es necesario hablar por nosotros mismos, ya que la sociedad calla y los vecinos quedan mudos frente al triunfo del poder neoliberal instaurado. A levantarse y luchar porque los hambrientos están en cautiverio, como vivir en el infierno de Dante Alighieri.

El pobre también es hombre con poder, como dice Charles Chaplin en su película El gran dictador (1940) “El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura”.

En fin, la política debe orientar la lucha contra el hambre y la indigencia. Nuestra esperanza está en los niños sin hambre, pues el camino de un niño con hambre está trazado al fracaso: ellos nacen condenados a la pobreza. Los políticos de la derecha han humillado a las personas más necesitadas, repartiendo migajas, y al no obtener el triunfo anhelado, ahora, elevan los precios.

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