Rene Antonio Hinojosa Benavides

No se tiene una dieta que nos ayude a defendernos o mejorar nuestra respuesta específica para la COVID-19, ya que conocemos este nuevo virus recién desde hace unos cinco meses, sabemos muy poco de sus características biológicas, no hay todavía tratamientos farmacológicos específicos, no hay evidencia científica sobre qué alimentos o nutrientes son capaces de mejorar nuestras defensas inmunológicas para prevenir o luchar contra esta infección.


Sin embargo, se viene investigando la posibilidad de modular algunas de las funciones del sistema inmunológico a través de la ingesta de nutrientes específicos o alimentos ricos en nutrientes funcionales. En particular, se han demostrado propiedades inmunoestimulantes para algunas vitaminas (A, C, E y D), para algunos micronutrientes como el zinc y el selenio, y más recientemente para los probióticos.

Estudios en animales sugieren que la vitamina C puede prevenir o aliviar los síntomas de infecciones causadas por bacterias, virus y protozoos. La infección humana más estudiada es el resfriado común, en el que la vitamina C administrada regularmente reduce la duración de los síntomas, lo que indica un efecto biológico. Se ha encontrado también un beneficio terapéutico de la vitamina C para los pacientes con neumonía.


En los últimos años, numerosos estudios se han dirigido al posible papel de la vitamina D tras el descubrimiento de sus numerosos efectos extraesqueléticos, y es que, entre sus funciones, la vitamina D tiene una función reguladora en la homeostasis del calcio y del fósforo, pero además tiene un papel relevante en el control de las infecciones.


Fuente: El Búho

En el marco de la inmunidad innata, el calcitriol puede incrementar los efectos antimicrobianos de monocitos y macrófagos, aumentando su capacidad de fagocitosis, quimiotaxis y la síntesis de péptidos antimicrobianos.

Entre los minerales, el más estudiado en el campo inmunológico es el zinc, habiéndose demostrado en estudios con animales y humanos que, su deficiencia puede conducir a alteraciones en la integridad del sistema inmunológico, evidenciándose también su deficiencia marginal en varios grupos de población «en riesgo», como los ancianos, lo que apoya la hipótesis de que la suplementación en los sujetos más vulnerables podría prevenir el compromiso del sistema inmunológico y mejorar sustancialmente la resistencia a las infecciones en esta población vulnerable.

Mientras que los probióticos tienen un papel específico en la regulación de la microbiota intestinal, parecen tener un efecto inmunomodulador. Entre los probióticos, los β-glucanos son los más estudiados y los efectos más conocidos se derivan principalmente de estudios realizados en animales, y consisten en el aumento de la actividad de fagocitosis y la actividad de las células asesinas naturales.

Nuestro modelo dietético peruano se caracteriza por una abundancia de alimentos vegetales como pan, pasta, verduras, legumbres, frutas y frutos secos, aceite de oliva como fuente primaria de grasas, consumo moderado de carnes blancas, productos lácteos y huevos, siendo el pescado un mejor aliado para reforzar el sistema inmune de nuestro organismo, así como también un consumo modesto de vino durante las comidas, proporciona un suministro óptimo de todos los nutrientes «funcionales» que pueden desempeñar un papel inmunomodulador.

2 comentarios en «Alimentación en épocas de la COVID-19»
  1. Muy bueno el análisis de las respuestas favorables que hoy en día nos muestras muchas vitaminas para disminuir síntomas como infecciones, llamase como lo que estamos hoy en día viviendo, como el COVID 19.
    Muy bueno su análisis doctor Rene Hinojosa B.

  2. Solemos subestimar la importancia que las vitaminas tienen para nuestra salud. Por eso, muchas veces, comemos siempre lo mismo, sin atender a la variedad, sin incluir más frutas y verduras. Esto provoca que nuestro sistema inmunitario se debilite.

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