Investigadores tomaron imágenes infrarrojas que demuestran qué tan vivas están las alas de las mariposas las cuales contienen lo que se denomina “wing heart” o corazón del ala que bombea sangre y regula su temperatura. Desde el color azul iridiscente de la mariposa Morpho menelaus hasta el característico naranja de las Vanessa virginiensis, en realidad no son azules o anaranjadas, sino que es el reflejo de la luz a microscópicas escalas sobre las microestructuras de las alas.

Las alas de una mariposa en realidad contienen una red de células vivas que laten unas docenas de veces por minuto para controlar el flujo sanguíneo, a fin de regular cuidadosamente la temperatura. Se conoce que parte de las alas de las mariposas realmente están vivas, estas nanoestructuras dentro del ala ayudan a regular su temperatura, evitando que la membrana delgada se sobrecaliente, además de facilitar el flujo de sangre o hemolinfa; para comprender mejor estas microestructuras complejas dentro de las alas de las mariposas los investigadores han desarrollado una nueva técnica de imagen infrarroja; para este estudio el equipo de investigadores eliminó las escamas de las alas de más de 50 especies de mariposas para observar un poco más de cerca cómo funcionan estas neuronas interiores que se encuentran debajo de estas “escamas”, y posteriormente con una cámara térmica se grabó el proceso de enfriamiento de la misma ala destacando dónde se disipaba el calor y en qué áreas pasaba este proceso; en esta última instancia se produjeron mapas de colores con las distribuciones de temperatura entre las alas de las mariposas.

Cabe destacar que, este proceso es un poco complicado, ya que si alguna vez han trabajado o manipulado mariposas, saben que las alas son bien delgaditas y son muy delicadas, motivo por el cual para este proceso se utiliza una cámara térmica no invasiva sin molestar a las mariposas; básicamente los mapas de calor iluminan el estrecho rango de temperatura que las mariposas requieren para volar en su mejor momento, confían plenamente en el sol como su principal fuente de calor, pero las alas pueden sobrecalentarse rápidamente; mientras que, en ambientes fríos pueden retrasar el flujo de la sangre y dificultar su movimiento. Para recrear el entorno natural del insecto, los investigadores simularon la luz del sol al encender una lámpara desde arriba, descubriendo que las células vivas de la mariposa perciben la dirección e intensidad del sol y contrarrestan ciertos movimientos para mantener una temperatura ideal, por ejemplo algunas especies pueden cerrar sus alas o inclinarse lejos del sol, debido a ello es que se sabe que las mariposas son tan capaces de sentir calor en sus alas y responden a este estímulo, termoregulándose.

En el futuro los científicos esperan que las técnicas de regulación del calor de las mariposas puedan ayudar al desarrollo de aviones que sean más resistentes al calor; conocer este tipo de investigaciones, realmente lo que nos está ayudando es para diseñar las alas de cualquier máquina voladora, más allá de cualquier dinámica de vuelo.

Referencias:
  1. Fletcher, M. Butterfly wing pattern diversity. Nat Genet 54, 1764 (2022). https://doi.org/10.1038/s41588-022-01266-x

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