En el mosaico de culturas nativas y de pueblos peruanos, artefactos culturales como la lliklla andina y el tsompironchi ashaninka emergen no solo como herramientas prácticas de crianza y artefactos culturales, sino como puentes entre el cuerpo biológico, el desarrollo psicomotor y el entramado sociocultural andino-amazónico. Estos porteadores tradicionales, adaptados a entornos geográficos contrastantes —los Andes, montañas altas, frías y escarpadas versus la selva cálida, boscosa y con algunas leves montañas en la zona del VRAEM, selva alta —, influyen en el bebé de 0 a 2 años aproximadamente, etapa crítica donde se forjan las bases de la psicomotricidad en relación con la maduración del sistema nervioso central, el diálogo tónico-afectivo, el apego emocional y la percepción sensorial. Inspirado en escritos previos sobre arte, cultura y desarrollo (https://www.aldia.unah.edu.pe/android-l-will-keep-your-secrets-safer/), y en las percepciones del uso de la lliklla en contextos interculturales (https://www.aldia.unah.edu.pe/wp-content/uploads/2022/03/Percepciones-del-uso-de-la-llicclla-corregido.pdf) , exploramos cómo estos elementos ancestrales regulan el diálogo tónico-afectivo entre madre e hijo, promoviendo una crianza etnoeducativa que respeta la cosmovisión étnica y los saberes locales.

Niño de 15 meses cargado en la lliklla andina-Huamanga

La lliklla, manta tejida con maestría por mujeres andinas, se convierte en un capullo protector que envuelve al bebé en la espalda de la madre. Desde los primeros meses, el niño experimenta una posición ergonómica natural: la «ranita», con espalda curvada, rodillas flexionadas por encima del trasero y caderas abiertas, respetando la fisiología natural infantil. Esta postura no es casual. Al caminar la madre por terrenos irregulares —pisando tierra, piedras o incluso nieve en zonas de la región Puna—, transmite al niño vibraciones y estímulos gravitacionales que activan el sentido tónico y el sentido vestibular del bebé, es decir, el sentido del equilibrio ubicado en el oído interno. Autores como Henri Wallon y Julián de Ajuriaguerra fueron pioneros en plantear el diálogo tónico como imprescindible para el desarrollo de la psicomotricidad del niño y como base unida a las emociones y al desarrollo psicológico del niño:

Los primeros reflejos son reflejos tónicos de defensa o de actitud. Un contacto o un pellizco de la piel determina un encogimiento o un estiramiento atetósico del miembro (Wallon, 1976, p.109-110)

El desarrollo motor, pasa esquemáticamente por varias fases: ⸺ La primera, que comprende la organización del esqueleto motor, la organización tónica de fondo, la organización propioceptiva y la desaparición de reacciones primitivas (Ajuriaguerra, 1980, p.211)

En los primeros meses la capacidad motriz está muy frenada por la hipertonía y falta de madurez que obstaculizan la disociación de movimientos (Ajuriaguerra, 1980, p.212).

El reflejo de prensión palmar (activo a los 2 meses, desapareciendo a los 5 meses) se estimula al agarrar el cabello de la madre o la tela de la lliklla. El espacio cerrado, casi hermético, mantiene al bebé a una temperatura corporal estable, cálida y segura, fomentando la consciencia corporal y la propiocepción.

De 0 a 4 meses, la posición es mayoritariamente horizontal, permitiendo al bebé mover la cabeza de lado a lado o adelante-atrás, dormir plácidamente o patear como señal psicomotriz de necesidades fisiológicas (hambre, evacuación, desequilibrio térmico, aburrimiento). El llanto, discriminado por la madre a través de patrones motrices, fortalece el vínculo de apego, basado en el contacto físico. El olor corporal materno se graba como engrama psíquico-emocional, la textura de la espalda y el cuello se convierte en un mapa sensorial. Si somos profesores y profesoras de ciclo I (0 a 2 años) en cunas-jardines andinos, reconocemos estos signos: el bebé capta estímulos auditivos (pisadas, sonidos del terreno, sonidos de la madre, sonidos de otras personas), táctiles (textura de la manta, del cuerpo materno) y estímulos visuales limitados, adaptándose al ritmo cultural andino. Por lo tanto, la lliklla, no solo es para cargar al bebé sino un artefacto cultural creado por los pobladores andinos para resolver sus necesidades evolutivas y que el bebé adquiera las etapas evolutivas en su desarrollo. La lliklla estimula la motricidad gruesa al inclinar gradualmente hacia la vertical a partir de los 4 meses, según el niño va creciendo hasta que empiece a caminar.

En contraste, el tsompironchi ashaninka, es una banda ancha tejida para cargar al bebé al frente, con unos huesos de animales tallados que hacen la función de sonajero y juego, adaptado al clima cálido y la geografía plana o ligeramente montañosa de la selva, como en comunidades como Marontoari, en Pichari, Cuzco. Aquí, el bebé va descubierto, permitiendo una estimulación visual directa del entorno y el rostro materno, lo que acelera la maduración perceptiva. A diferencia de la lliklla, que protege del frío andino cubriendo entero al niño, el tsompironchi favorece la interacción abierta: el bebé escucha la voz de la madre, siente su respiración y movimientos al caminar por senderos boscosos, captando texturas del suelo (hojas, barro) y sonidos ambientales (ríos, aves); también juega con los huesos tallados que cuelgan, apreciando la textura de los mismos y el sonido que se genera al chocar entre ellos. Esta posición frontal promueve el desarrollo psicomotor a través de la estimulación auditiva y visual temprana, fortaleciendo la coordinación ojo-mano al intentar alcanzar objetos (los huesos tallados que cuelgan del tsompironchi) o el cuerpo materno. Una dialéctica entre biología y cultura que los pueblos han sabido resolver gracias a la capacidad creativa del ser humano para adaptarse al entorno geográfico y a los imponderables de la vida cotidiana.

Elizabeth, madre ashaninka cargando su bebé en un Tsompironchi
Comunidad de Marontoari, Pichari, Cuzco

Ambos artefactos culturales comparten las mismas funciones físicas y psicológicas: construyen el apego seguro, proporcionan seguridad emocional y física, y permiten a la madre realizar labores cotidianas, integrando la crianza en el patrón cultural de su vida cotidiana. Además, ambos artefactos se convierten a su vez en manifestaciones artísticas culturales. En términos psicomotrices, facilitan el diálogo tónico-afectivo —el intercambio de tensiones musculares y emociones—, la estimulación táctil (piel contra piel), propioceptiva (sensación de gravedad y movimiento) y vestibular (equilibrio por el vaivén). En la selva ashaninka, el tsompironchi expone al bebé a un mundo dinámico, potenciando la curiosidad motriz; en los Andes, la lliklla ofrece un refugio que regula la sobrecarga sensorial en altitudes extremas. Estas adaptaciones culturales resuelven necesidades biológicas en entornos específicos, como señala la etnoeducación: un conocimiento no formal transmitido generacionalmente.

En mis publicaciones previas, como «Arte, cultura y desarrollo» y «Percepciones del uso de la lliklla», he enfatizado cómo estos elementos combaten la discriminación y promueven la interculturalidad. En contextos educativos, integrar la lliklla y el tsompironchi en programas de la primera infancia —como en Educación Inicial Intercultural Bilingüe— fomenta la autonomía infantil, respetando la cosmovisión andina y amazónica. Entre los beneficios observados tenemos: mayor tranquilidad emocional, mejor regulación de ritmos circadianos y avances en motricidad fina (agarre) y gruesa (control cefálico).

En conclusión, la lliklla y el tsompironchi no son meros objetos; son mediadores culturales que influyen en el desarrollo psicomotor del bebé de 0 a dos años aproximadamente, fusionando biología, afecto y entorno, formando parte de una meta evolutiva a alcanzar y de un rito de paso de una etapa a otra, es decir, la etapa de los primeros pasos del niño, caminar. Su preservación en prácticas educativas interculturales es esencial para una crianza autónoma y respetuosa, alineada con la psicología del desarrollo, la antropología y la Educación Intercultural Bilingüe.

TALLER DE PSICOMOTRICIDAD EN LA SALA DE PSICOMOTRICIDAD DE LA ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR PEDAGÓGICA PRIVADA “CUNA DE LA LIBERTAD AMERICANA”-AYACUCHCO

 

Área: Psicomotricidad del Currículo Nacional de Educación Básica (CNEB)

Curso: Desarrollo de la psicomotricidad en la 1ª infancia

Nivel: Estudiantes de cuarto ciclo de la Formación Inicial Docente (FID) en Educación Inicial Intercultural Bilingüe-CLAM-Ayacucho

Tema: Estimulación psicomotriz de la función tónico-afectiva en el niño de primer ciclo (0 a 2 años)

Duración: 90 minutos

Lugar: Sala de psicomotricidad de la institución CLAM

Fecha: 30-09-25/01-10-25

Contexto: Andino (Ayacucho, Perú), con enfoque intercultural bilingüe (quechua-castellano), integrando referentes culturales como la lliclla (manta andina) para porteo y música andina con sonidos relajantes. Basado en Berruezo (2000), quien define la psicomotricidad como unidad psicosomática donde el tono muscular se integra con lo afectivo para adaptación al entorno, y Lora Risco (1994), que enfatiza la función tónico-afectiva como base de salud integral equilibrada.

Competencia del Perfil de Egreso (DCBN-FID, MINEDU 2019): Competencia 1: Comprende las características evolutivas y socioculturales de los niños en contextos interculturales; Competencia 4: Conduce situaciones de aprendizaje para desarrollo integral, promoviendo la función tónico-afectiva.

Propósito General: Capacitar a los estudiantes de FID para estimular la función tónico-afectiva (integración tono muscular-emocional) en niños 0-2 años, usando elementos culturales andinos para fortalecer el vínculo afectivo y desarrollo motor.

Objetivos Específicos: 1. Comprender la función tónico-afectiva como base de la unidad psicosomática (Berruezo, 2000; Lora Risco, 1994), adaptada al contexto andino. 2. Diseñar y practicar ejercicios grupales que estimulen esta función con recursos

culturales (lliklla, música andina). 3. Reflexionar sobre su aplicación intercultural bilingüe en aulas iniciales, evaluando su impacto en el desarrollo del niño.

Recursos y Materiales: – Mantas andinas (lliklla) para simulaciones de porteo. – Música andina – Objetos de sala: cojines, pelotas suaves, espejos, muñecos bebé para role-playing, colchonetas para suelo, texturas naturales (piedras, hojas andinas). – Didácticos: Diapositivas teóricas, fichas de observación, diarios reflexivos.

Estrategias Pedagógicas: – Grupales: Diálogo de saberes (círculos de discusión en quechua-castellano), role-playing colaborativo, coevaluación. – Prácticas: Vivenciación corporal (masajes, porteo simulado), integrando movimiento y afectividad; metodología activa descentrada (adulto como mediador cálido). – Intercultural: Uso de quechua en narraciones y canciones para vincular afectividad cultural; estrategias inclusivas para diversidad (adaptar a ritmos individuales).

Secuencia Didáctica

Inicio (20 minutos): – Bienvenida intercultural: Saludo bilingüe («Allillanchu / Buenos días») en círculo con lliklla como asiento simbólico. – Motivación: Pregunta: «¿Cómo el porteo con lliklla influye en el tono afectivo del bebé andino?» Compartir experiencias culturales. – Teoría introductoria: Explicar función tónico-afectiva (tono muscular como base emocional, Lora Risco, 1994; Berruezo, 2000), ejemplos andinos (lliclla, canciones)

Desarrollo (50 minutos):Teórica-Grupal (15 min): Grupos de 4-5 discuten conceptos (integración tono-emoción en 0-2 años) Prácticos (35 min): – Ejercicio 1: Porte con lliklla (10 min). Parejas simulan porteo de muñeco con manta andina, observando tono (tensión-relajación) al ritmo de la música o canciones propias, también usando el tono de voz. Discutir vínculo afectivo (quechua: «Wawa llikllaq»). – Ejercicio 2: Masajes tónico-afectivos (15 min). Círculo: Practicar masajes suaves en brazos/pies de pares (con consentimiento), integrando respiraciones y con música andina. Adaptar a bebés: Simular con muñecos para 0-6 meses. – Ejercicio 3: Exploración sensorial (10 min). Usar texturas en la sala (cojines, piedras, flores) con narraciones quechua para estimular respuestas emocionales. Rotar roles.

Cierre (20 minutos): – Síntesis grupal: Cada grupo presenta un ejercicio clave (ej. «La lliklla fortalece el tono afectivo»). – Reflexión: Diario bilingüe: «¿Cómo aplicar en aulas andinas?» Compartir en círculo. – Evaluación: Coevaluación con ficha (escala: comprensión teórica, práctica intercultural). Tarea: Diseñar actividad para bebés andinos.

Evaluación: – Formativa: Observación durante ejercicios (checklist: integración cultural, manejo tono-afectivo). – Sumativa: Diario y ficha (criterios: Comprensión (30%), Práctica (50%), Reflexión intercultural (20%)). Alineado a CNEB (MINEDU, 2016): Competencia 2 (motricidad autónoma).

 

Alumnas de IV ciclo del curso: desarrollo de la psicomotricidad en la 1ª infancia

Sala de psicomotricidad-Escuela de Educación Superior Pedagógica Privada-CLAM-Ayacucho

Referencias

Ajuriaguerra, J. (1980). Manual de psiquiatría infantil. Ed. toray-masson

Wallon, H. (1976). La evolución psicológica del niño. Ed. crítica

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