Juan Quispe Rodríguez
jquispe@unah.edu.pe

En esta situación de la pandemia nos ha hecho ver lo desleal e injusto que suelen ser las personas quienes hoy deciden las políticas regionales y locales de nuestro País, es lamentable que mientras les dan tremendas facilidades a las grandes empresas transnacionales que están asentadas en los diversos lugares de nuestras ciudades,


les dan con “palo” a los pequeños productores que desean vender sus productos en los mercados populares, o a aquellas personas que siembran a nivel de huertos pequeños y que desean comercializar sus productos en los mercados, el trato que les dan los que controlan estos mercados cual que si fueran delincuentes en una forma totalmente discriminatoria.

No existe el mínimo criterio técnico de darles un trato al menos comprensible a estas personas, pero en cambio a las grandes tiendas comerciales, que dicho sea de paso nunca les cerraron el negocio, todos continuaron con sus negocios mientras duraban las restricciones y la cuarentena dadas por el gobierno.

Sin embargo también es cierto que la problemática sobre el comercio informal es un problema que afecta y atañe a todos por la falta de empleo y la no valoración de la meritocracia en las diversas instituciones públicas sobre todo en nuestro país, la corrupción en todos los niveles ha hecho que en estas instituciones en gran parte sean unos incompetentes y mediocres, quienes tomas decisiones sin ningún criterio loable, la misma que se visibiliza aún más en las fechas festivas como navidad, fiestas patrias, semana santa, entre otros.

Ya que existe mayor demanda de productos y a bajo costo a diferencia de las grandes tiendas comerciales, es de conocimiento publico que el negocio de los pequeños productores o comerciantes sustenta a muchas familias de condición económica muy precaria y pobres, que en muchos casos debido a la falta de oportunidad justa no pudieron acceder a un trabajo formal, es cierto que existe en la forma que se desarrolla esta actividad muchas veces ocurren una congestión impidiendo inclusive el libre tránsito en lugares concurridos.


Yo creo con sinceridad que con una buena decisión inteligente y viéndolo este problema como una oportunidad deberían facilitarles un espacio en forma ordenada a estos pequeños productores, y organizarlos para en el futuro puedan acceder a un espacio formal, tal vez en primera instancia organizando ferias populares en espacios abiertos como lo que en algún momento se acuño la frase de la “chacra a la olla”.


Fuente: elproductor.com

Realmente esta actividad productiva y comercial moviliza la mayor proporción de la fuerza laboral peruana y recurre a esta actividad sana para poder satisfacer sus necesidades, como un medio para subsistir y como un medio que le permita afrontar las necesidades de una carga familiar.

Sin embargo las únicas acciones que han tomado las autoridades es de reprimirlos mediante la fuerza bruta y salvaje, quitándoles muchas veces los productos que venden y atentando contra su integridad personal con agresiones sin importar si estos pequeños productores o comerciantes son mujeres, niños o adultos mayores.

Es muy lamentable que estas cosas ocurran en nuestro País y en nuestras regiones en que deberían preocuparse en tomar decisiones adecuadas y correctas con buen criterio técnico y considerando la parte social de estos pequeños productores que lo único que hacen es ofrecer sus productos en estos espacios para poder agenciarse de algún ingreso para sobrevivir.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *