Fuente: Andina
Rene Antonio Hinojosa Benavides

Con ingrata sorpresa vemos que el gobierno central, los gobiernos locales y regionales conjuntamente con los organismos públicos en general, todavía no tengan una política concertada y definida que pueda establecer unas pautas sobre lo que significa el bicentenario en nuestro país, que, dicho sea de paso, ahora está invadido por la COVID-19.


Por un lado se entiende el bicentenario como una especie de fiesta en la que hay que revalorar o sacar nuevamente las etiquetas y los cuadros de San Martín y Bolívar, ponerlos a la vista de toda la ciudadanía para rendirles homenaje, y dejar esto como si hubiese sido simplemente una fiesta de homenajes, un panegírico en favor de aquellos que contribuyeron efectivamente a la independencia nacional, cuando esto no debe ser así, porque se está perdiendo una oportunidad muy grande, no de establecer valores en función de las personas, sino que lo más importante es establecer las ideas que dieron el sustrato ideológico al pensamiento liberal que permitió la independencia.

La actual pandemia está arrasando la vida libre, pues ha sido violentada totalmente con toques de queda y distanciamiento social que sacrifican la libertad por la seguridad ciudadana, donde se cambia las reglas de juego de la democracia de una república dominada por la pandemia.


Entonces, tenemos nuevos retos que asumir, hay cosas que tenemos que dejar de lado y hay cosas que debemos empezar a construir como república. Se deben articular, tanto el Estado, la comisión bicentenario, comisión que ha tenido varios traspiés, que ha ido originando varios cambios, primero ha estado a nivel de la presidencia del Ministerio de Cultura, ahora se encuentra a nivel de la presidencia del Consejo de Ministros.


Fuente: ESAN

No hay que tenerle miedo a conmemorar, hacer comprender a la nueva generación por qué es importante el bicentenario de la independencia y por qué es importante recordar el mensaje de la independencia más que a los seres mismos y más que a las personas mismas. Si tendríamos que abocarnos a un proyecto para entender el bicentenario a través de una celebración con personas, tendríamos que dedicarnos a poner monumentos, flores y otros recuerdos.

Es momento de enseñar una nueva forma de comunicación entre el Estado y el sector privado, no tanto con el que tiene que ver con las empresas, sino el sector privado que se dedica a la cultura, como por ejemplo la asociación bicentenario, las logias amazónicas, el Supremo Consejo del Grado 33° para la República del Perú o las asociaciones patrióticas.

Lo importante es reseñar el ideario liberal y revolucionario que implica evolucionar, pero además significa comprender cuál es nuestro sitial ahora, en defensa de la república y la democracia, legados que hemos recibido de la independencia del Perú, y que se constituyen en temas de reflexión. Hoy vamos a convivir con el coronavirus, mañana con otro tipo de amenazas, pero tenemos que mirar hacia un nuevo Perú, hacia una nueva etapa y hacia un nuevo crecimiento de valores y principios sobre los cuales se forjó nuestra democracia.

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