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Rene Antonio Hinojosa Benavides

Adam M. Brufsky, profesor de medicina de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, asevera que el azúcar no solo endulza nuestros alimentos, sino que también es parte esencial de las proteínas que componen nuestro cuerpo,


por lo que el control de glucosa en la sangre mediante la dieta y el ejercicio, así como un mejor control del azúcar en sangre en los diabéticos, especialmente cuando están enfermos con la enfermedad del coronavirus (COVID-19, por sus siglas en inglés, mientras que 19 representa el año en que surgió) ayuda mucho a controlar la propagación y gravedad de dicha enfermedad.

Muchos informes clínicos han compartido que la mayoría de los pacientes con COVID-19 tienen diabetes y algunos tienen niveles altos de azúcar en la sangre, sin saberlo; ello está motivando a realizar investigaciones científicas para tratar de explicar cómo el azúcar en la sangre puede interactuar con el nuevo coronavirus.

El SARS-CoV-2 infecta las células al adherirse a la superficie a través de un receptor llamado enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), que es una enzima unida a la membrana plasmática de las células de los pulmones, arterias, riñón e intestino. Tanto el ACE2 como el virus necesitan moléculas de azúcar unidas a su proteína para que funcionen correctamente.


Las personas infectadas con este nuevo coronavirus, parecen tener un nivel alto de azúcar en la sangre temporalmente. Esto tiene sentido porque hay muchos receptores ACE2 en las llamadas células de los islotes del páncreas. Estas son las células que producen insulina, que es fundamental para controlar el azúcar en sangre. Si el virus infecta estas células, dejan de producir insulina y usted puede desarrollar diabetes temporal con COVID-19.


Fuente: La Tercera

El nivel alto de azúcar en sangre aumenta la cantidad de receptores ACE2 recubiertos de azúcar en los pulmones de pacientes diabéticos. Entonces, no solo es mayor el número de receptores, sino que también hay más azúcares adheridos a ellos. Esto facilita que el virus infecte las células.

Cuando hay más insulina, a través de la dieta o el ejercicio, hay menos azúcar, por lo que hay menos receptores ACE2 y menos azúcar en cada uno, reduciéndose la cantidad de virus que ingresa a la célula. Eso sugiere que una prueba de alto nivel de azúcar en sangre llamada hemoglobina A1c, que se puede usar incluso en personas sin diabetes o prediabetes, podría usarse como un marcador para pacientes con riesgo de enfermedad COVID-19.

Se ha oído hablar mucho sobre el medicamento antipalúdico hidroxicloroquina en los últimos meses, ya que se ha sugerido como tratamiento contra la COVID-19, aunque por ahora no hay evidencia concluyente que demuestre que este antimalárico sea eficaz para ello, resulta que este principio activo puede reducir el azúcar en la sangre, y si puede funcionar bloqueando los procesos en la célula que agregan azúcares a las proteínas, es decir, lo opuesto a lo que parece hacer el azúcar en la sangre, en teoría, se impediría que el virus interactúe con su receptor modulándose la respuesta inflamatoria al virus.

 

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