Ketty Marilú Moscoso Paucarchuco

Las enormes fortunas muestran que el capitalismo ha fallado porque la riqueza no se distribuye de manera justa; a propuesta de Luz Milagros Cayguaray Gambini, congresista de la república, miembro del FREPAP, se presenta el Proyecto de Ley N° 4887-2020-CR,


Impuesto solidario a las grandes fortunas, de personas naturales, jurídicas y grupos económicos; bajo la premisa, quien tiene más, paga más; se impondrían tasas de impuesto directo entre el 0.22% y el 3%, con ello se busca igualdad económica, justicia en el sistema fiscal, distribución de carga tributaria más equitativa, inclusión y progreso social, incrementando los ingresos del Estado para repartirlos a los sectores menos favorecidos.

MIRA TAMBIÉN: Las universidades privadas en tiempos de pandemia…

Es claro que no es una medida aislada del contexto de emergencia, pero sí un paso importante, para iniciar una reforma tributaria de carácter estructural. En el Perú la mayor cantidad de impuestos lo han pagado los consumidores a través del Impuesto General a las Ventas y el Impuesto Selectivo al Consumo (Impuestos Indirectos), por encima de los que pagan el Impuesto a la Renta (Impuesto directo). Como reforma tributaria progresiva se plantea el impuesto a la riqueza llamado también impuesto al patrimonio, que grava todos los activos (efectivo, cuentas bancarias, acciones, inmuebles, muebles, metales preciosos, créditos a favor del contribuyente y todo aquello que forme parte de la fortuna), de una persona natural o jurídica; es la herramienta más poderosa para restaurar la progresividad impositiva y para aumentar el pago de impuestos de los que están en la cúspide.


Fuente internet

Para implantarlo el Estado debería evitar vacíos legales, para que estas personas no puedan esconder sus riquezas, trasladándolos a jurisdicciones poco transparentes, a países que cobran menos impuestos o a paraísos fiscales. La SUNAT tendría que conocer exactamente cuáles son los activos que posee cada “rico”, ser eficiente administrativamente para evitar algún fraude fiscal, eliminar todo tipo de excepción tributaria; estos modelos impositivos ya existen y están en vigencia en países de América Latina como Uruguay, Argentina y Colombia; en Europa, lo ejecutan Noruega, España, Suiza y Bélgica; en el Perú existen millonarios, quienes fácilmente pueden ser solidarios, más ahora, en tiempos de pandemia.


Urge valentía para derrocar el pánico inteligible causado por este fiero vestiglo, quienes con su exorbitante poder y dinero,


Lamentablemente el Ejecutivo no está pensando en aplicar un impuesto a la riqueza, prefieren madurar la idea de un impuesto a los que más ingresos económicos perciben, para ellos lo más cercano al real altruismo entre peruanos, es el impuesto de solidaridad, que se aplicaría a trabajadores en planilla que ganen a partir de S/10,000, lo que comprometería más a los de clase media y por ende a los más pobres. Urge valentía para derrocar el pánico inteligible causado por este fiero vestiglo, quienes con su exorbitante poder y dinero, mangonean a caudillos políticos a su antojo, promulgan leyes a su favor, consiguen exoneraciones y beneficios tributarios, explotan nuestros recursos naturales hasta agotarlos, monopolizan bienes y servicios, lavan activos, quienes en gran mayoría hicieron fortuna a cuesta nuestra, amparados por la corrupción, a ellos se les debería exigir una dádiva obligatoria, que bien podría ser este impuesto a la riqueza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *