Rene Antonio Hinojosa Benavides

En estos tiempos de contaminación de suelos y del ambiente, antes que utilizar pesticidas lo mejor es el manejo integrado de plagas y malezas, aunque también hay pesticidas no tóxicos, productos biológicos y/o repelentes botánicos,


así como también aplicar de manera fraccionada los fertilizantes orgánicos en atención estricta a las necesidades de un determinado cultivo, evitando la percolación de nutrientes del suelo que se pueden perder hacia aguas superficiales y subterráneas.

Así como también la erradicación malezas, reduciendo la concurrencia con el cultivo implantado, de tal manera que se obtenga condiciones óptimas para la siembra o la ubicación de partes vegetales en el suelo, posibilitando su germinación y eficaz desarrollo, gracias a la incorporación de restos vegetales y residuos agrícolas.

Por otro lado, se debe propiciar la formación de pequeños diques para la retención de agua de escurrimiento, aumentando la profundidad de la superficie de la película de agua sobre el suelo, posibilitando de esta manera la disipación de una parte de la energía de las gotas de lluvia.

En lo concerniente a la repotenciación de cultivos existentes en la finca, se tiene que tener en cuenta un conjunto de las alternativas para la repotenciación de los cultivos existentes en la finca donde se relatan mediante fichas, los procesos adecuados para el manejo agroecológico, que incluye la reutilización de desechos productos de la agricultura, coberturas verdes, etc.


En lo que respecta a rotación de cultivos de ciclo corto, es imprescindible el conocimiento de las características biológicas, físicas y químicas de los suelos al momento de organizar dicha  rotación, el suelo debe estar cubierto con abonos verdes; tener presente también el cultivo de especies de familias distintas, ya que si son iguales podrían dificultar el manejo, así como también el cultivo de especies con diferentes partes aprovechables,

Fuente: LEISA – revista de agroecología

de tal manera que se evite la repetición de dos cultivos aprovechables por la raíz, o las hojas, ya que aunque no sean de la misma familia, sí lo son sus necesidades, por lo que es oportuno asociar plantas de necesidades complementarias, tanto en luz, agua como en nutrientes; ordenar las especies mejorantes de la fertilidad del suelo con las consumidoras de nutrientes; elegir aquellas en las cuales las profundidades y formas de raíces sean opuestas, evitando así la superposición espacial y con ello los efectos perjudiciales de una competencia intraespecífica.

Debería considerarse como mínimo y de manera obligatoria la introducción de leguminosas y abonos verdes con plantas de enraizamiento profundo cada 2 años de rotación; en el entendido de que la asociación de cultivos es excelente porque brinda beneficios como: la consecución de producciones mayores por unidad de superficie cultivada; se aprovecha mejor el agua, hay más sombra, menos evaporación directa y más transpiración de plantas.

El agua penetra mejor en el suelo, disminuye la erosión y se aprovechan mejor los nutrientes; se reduce las plagas de insectos, se da mayor control de hierbas adventicias; en aras de una seguridad económica de los agricultores.

Referencia

Espinoza, J., Navarrete, A., Moran, N. y Vergara, K. (2018). Propuesta agroecológica para el desarrollo sustentable del centro experimental Lodana Cantón Santa Ana, provincia de Manabí. Ciencia digital, 2 (4), 141-176.

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