Manuel Paz y Miño Conde

Esta pregunta deberá ser respondida según dónde se la formula. Si la hacemos en el Perú, diremos que los filósofos profesionales se gradúan y titulan con la finalidad de enseñar e investigar.


Normalmente, se pueden volver conocedores y/o expertos en algún tema o problema filosófico –el ser, el conocimiento, el hombre, los valores, etc.— o concepto de algún pensador europeo, estadounidense o latinoamericano. Pero también, de vez en cuando, aparecen publicaciones críticas y no meramente eruditescas, producidas por la pluma de algún filósofo original –por ejemplo, las de César Guardia Mayorga: La Reforma Agraria en el Perú (1957), ¿Es posible la existencia de una filosofía nacional o latinoamericana? (1966) o Filosofía, ciencia y religión (1970), o de Augusto Salazar Bondy: ¿Existe una filosofía de nuestra América? (1968), o La Educación del hombre nuevo. La reforma educativa peruana (1975).


la desigualdad social y económica, la disminución de los derechos laborales, una educación cada vez más privada con fines de lucro, la corrupción,


En los últimos tiempos nuestra realidad latinoamericana demanda una reflexión crítica sobre una serie de problemas en las que sigue inmersa: la desigualdad social y económica, la disminución de los derechos laborales, una educación cada vez más privada con fines de lucro, la corrupción, el narcotráfico, la falta de reconocimiento de los derechos de las minorías o la de una real separación Estado-Iglesia, la discriminación, el racismo, el aumento de la delincuencia y los asesinatos, la violencia familiar y de género, etc.

Es decir, nuestra realidad social aquí y ahora reclama ser analizada no solo por los científicos sociales sino también por los filósofos que apliquen sus conocimientos y reflexionen sobre los problemas del entorno donde viven, aportarían mucho en el entendimiento y la solución de los problemas de la sociedad de la cual forman parte. Ciertamente, eso no es una obligación académica en nuestro medio, pero sí moral.


Fuente internet

Así, tales filósofos necesitarán del conocimiento científico-social para sus reflexiones sobre los problemas que los aquejan como humanos de una determinada época y lugar. Deberán tener, por lo menos, nociones básicas de antropología, sociología, historia, economía, educación, etc. Volviéndose así filósofos sociales. Ciertamente, ha habido, hay y habrá filósofos expertos en los problemas clásicos de la filosofía (como los mencionados al principio) según la interpretación de algunos de sus representantes europeos o de lengua inglesa.

Así también hay filósofos que les interesa y preocupa problemas específicos como cuál es el origen del universo y el ser humano, qué es la vida, qué nos hace distintos de los demás seres, en qué medida influencian en nuestra conducta nuestros genes y cultura, etc. Y, por ende, deben conocer de ciencias naturales –química, física, biología, psicología, etc.—, además de lo que han especulado los filósofos sobre tales temas a lo largo de la historia. Entonces, ¿para hacer filosofía hay que conocer de ciencia? ¿Aquélla depende de ésta? No, la reflexión filosófica no depende del conocimiento científico, pero es un buen comienzo partir de éste pues busca entender y explicar la realidad. Sin la ciencia, la filosofía se quedaría en meras especulaciones sin sentido.

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