Uriel Rigoberto Quispe Quezada
uquispe@unah.edu.pe

A menudo se observa, en diversas aplicaciones la presencia de influencers, youtubers, tiktokeros, intagramers que hacen denodados esfuerzos en dar a conocer una serie de contenidos y en ocasiones inverosímiles con tal de alcanzar popularidad y fama.


Se da a entender o al menos esa es la percepción, que, al llegar a cierto límite de seguidores, estas empresas logran reconocer a sus fieles seguidores, con el otorgamiento de presentes. Mas allá de este efímero acto de demostración, está la inquietud de conocer a ciencia cierta, qué hay detrás del aspecto económico.

Es, ¿verdad o falso? que, al llegar a un cierto grado de notoriedad y reacción del contenido, expresado a través de videos cortos, se logre monetizar, este es una interrogante que aún queda en suspicacia.

A pesar de las múltiples manifestaciones, de los que alcanzaron este supuesto nivel, la mayoría tratan de dar respuestas ambiguas y muchos de ellos no convencen si realmente es así o solamente queda en la mera especulación.

Se dice, que se tenga que lograr una cantidad exorbitante a nivel de seguidores, un grado elevado de interacción, al igual que los me gusta o los llamados corazones, y cantidades de posts. Alcanzar los niveles de interacción traducidos en ratios, pueda ser desafiante. Para algunos analistas mencionan que la media de interacción deba estar alrededor del 20%.


Entonces, ¿dónde se genera la monetización esperada?, según estos especialistas se traduce a través de las publicaciones, que se da en el patrocinio y cuanto más atractivo y cantidad, se obtendrá ingresos considerables.


Fuente: Desarrolla TOnline

Al poner un ejemplo, en TikTok, señalan que una persona “Y”, con 13 millones de seguidores, 300 millones de likes o corazones, 474 post, una ratio de interacción de 4.64%, se estima que alcanzaría ingresos que van en promedio de 8,000 a 14,000 dólares americanos, estas cifras aproximadas, pueden estar sujetos a que el influencer deba realizar campañas combinadas con paquetes completos de promoción a través de diversas aplicaciones en la social media.

Aun todavía existe, cierto grado de secretismo, sobre si realmente se logra monetizar y cuáles son los rangos que se maneja, para que los miles de seguidores tengan la posibilidad de acceder a estos beneficios, al margen de dedicar tiempo, esfuerzo y recursos en crear contenidos que logren generar impactos en su público objetivo.

Mas allá del entretenimiento, existe la suspicacia si realmente vale la pena exponer la vida privada y a que costo, y tener al menos la posibilidad de trascender o caso contrario será simplemente una estrella fugaz, en el que solo quedó en espejismo que una vez brilló y que luego ha sido reemplazado por otra.

Al final, el que queda de alguna manera, animado, es el público que consume contenidos de toda índole y a la vez es una forma de salida en su actividad rutinaria. Siendo estos medios en las sociedades actuales un nuevo estilo de pasatiempo de todos los días.

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