Edgar Gutiérrez Gómez

Las universidades del Perú se encuentran en proceso de reacomodo, después de la golpiza que recibió de la SUNEDU. La situación fenoménica del mundo actual, revive el neoenciclopedismo electrónico en la docencia universitaria.


Esa historia de pugilistas del posmodernismo y tradicionalismo que se mantenía en las cátedras universitarias con tintes feudales por sus normas, están relegadas a la bitácora. Los amantes del tradicionalismo, que tanto cuestionaban la enseñanza virtual, actualmente están obligados a chapotear de la ilimitada tecnología del ciberespacio. Si sus interrogantes sobre la calidad de la evaluación e interacción con el estudiante eran irónicas, hoy en las capacitaciones, sus interrogantes inocentes, ingenuas hasta ridículas, al tratarse de aspectos sobreentendidos por la lógica informática.

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Los que se emocionaban con las clases presenciales en desmedro de la enseñanza virtual, están sufriendo un reacomodo obligatorio. Creo, deberían defender ese clasicismo estancado en la vena del profesor arcaico, así como sus evaluaciones en hojas de exámenes. Si no hubo la voluntad de cambio en su oportunidad, menos deberían hacerlo ahora por la necesidad de mantenerse laboralmente activo. La mejor forma de dignificarse es renunciando a la actividad docente. Desearía enumerar a quiénes cuestionaron hace doce años la forma del trabajo virtual, interactuado por la obligación de asistir a las aulas universitarias. Mantener despiertos a los estudiantes que asisten a las aulas era un sacrificio que debilitaba la energía. Ahí, en las clases presenciales la mayoría de los docentes pasaban narrando su vida de cuán exitosos fueron en su trayectoria profesional.


Fuente: Universidad

En los ciento veinte minutos de clases; tanto el profe como el estudiante pasaban cojudeando por la misma naturaleza de trabajo, ya que el profesor tiene la sartén por el mango cuando se trata de las notas que va a asignar. La cháchara de siempre, que viajaron a diferentes países y que ahí la educación es diferente, mejor que la nuestra ¿Pero, por qué ese viajero no se quedó en ese país, sino que volvió a implorar cursos en universidades de provincias? Cuando la situación va bien, por su aporte personal capitalino y roce extranjero, se siente anonadado. Pero cuando las cosas se ponen difíciles, el problema es del peruano y provinciano. En esencia, no logra definirse y aceptar su responsabilidad, al fiel estilo del hijo pródigo fracasado, quedándole únicamente su ego, cual humo gigantesco ¡Nadie es indispensable!


esa hibridación es contranatural en la ciencia. No seas enciclopedista, respeta el paso peatonal sin violar la ciencia milenaria, pues el costo de sacrificio en las hogueras,


Todas las materias son importantes, pero cuando se trata de la especialidad que la Ley Universitaria exige, desmerecen a otras áreas y balbucean que cualquiera puede desarrollar. Están en la etapa del enciclopedismo francés, tener una fuente única: La Enciclopedia. Los artífices de La Enciclopedia Diderot y d’Alembert, reconocieron la obra maestra como un trabajo colectivo. Cuando la necesidad acarrea las puertas de la desesperación por conseguir un trabajo en una universidad, los abanderados de la ciencia fáctica se abalanzan a rifar los cursos netamente humanistas. La ética profesional franquea a un humanista a no rifar materias en ciencias fácticas, así de simple. Los que no pudieron hacer una maestría o doctorado en su especialidad, se chatarrean estudiando en humanidades. Contra toda lógica elemental, esa hibridación es contranatural en la ciencia. No seas enciclopedista, respeta el paso peatonal sin violar la ciencia milenaria, pues el costo de sacrificio en las hogueras, fue incalculable.

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