Fuente: ANDINA
Rosa Cecilia González Ríos rgonzalez@unah.edu.pe

A medida que pasa el tiempo, se ha encontrado indispensable definir de forma correcta a los elementos primordiales de la oferta turística de un destino, y hacemos referencia a los recursos turísticos y/o los atractivos turísticos.


Ambos términos comúnmente usados en las propuestas o proyectos de planificación y gestión turística, mencionados también por las autoridades ediles y el ejecutivo según los niveles de gobierno de nuestro país, incluso en eventos de índole nacional e internacional, en los salones de clases ahora también virtuales, están presentes siempre que hagamos referencia para hablar de turismo.

Resulta que, siendo el turismo una actividad económica de importancia en algunos países, o de mucha relevancia en otros, lo cierto es que para llegar a desarrollar modelos de gestión innovadores, de impacto, que suenen potentes y de mucha envergadura, siempre se empieza por el escalón de base denominado diagnóstico situacional del área de estudio, de los involucrados, de los servicios, de los riesgos; particularmente y por experiencia considero que, nada puede plantearse sin conocer ciertamente la realidad que deseamos transformar con creatividad, no funciona un plan sobre un terreno sin análisis previo, como ratón de biblioteca y luego realizando el trabajo de campo.

La verdad es, que se puede augurar cierto éxito, cuando se plantean soluciones coherentes y congruentes porque conoces el contexto.

Un recurso turístico según la Ley General del Turismo N° 29408, lo define como las expresiones de naturaleza, la riqueza arqueológica, expresiones históricas materiales e inmateriales de gran tradición y valor que constituyen la base del producto turístico; puede considerarse como la fase inicial de toda oferta turística, ya que estos recursos pueden categorizarse en sitios naturales, en manifestaciones culturales, folklore, realizaciones técnicas científicas o artísticas contemporáneas y en acontecimientos programados, cada uno de ellos se los conoce de primera mano, de forma real, no tienen cambios o transformaciones, son como los encontramos dentro de un espacio, por ejemplo:


una laguna, una catarata, una fortaleza, una comunidad nativa, una casona colonial, la gastronomía tradicional, las danzas, las fiestas o rituales, entre muchos más, son expresiones que resultan primordiales porque durante una visita de campo se puede conocer acerca de sus bondades, de sus potencialidades, de sus limitaciones, se obtiene información detallada que se plasma en las fichas de inventario turístico, que luego de ser analizados debidamente sirve para el desarrollo de políticas, planes y programas sectoriales.

Fuente: Lifeder

El siguiente nivel es el atractivo turístico, su nombre ya puede dar indicios de su definición, sin embargo, las confusiones siempre existen. Según Mincetur la define como, el recurso turístico al cual la actividad humana le ha incorporado instalaciones, equipamiento y servicios, agregándole valor.

En otras palabras, son los recursos que ya muestran comodidades para hacer mas placentera la estancia de los visitantes, imaginamos entonces, la construcción de un muelle en una laguna, como el Titicaca y el Sauce, un museo de sitio instalado en Chan Chan o en Kuélap, un parador turístico en Huanchaco o Pacasmayo, la señalización turística en las áreas naturales protegidas como Abra Patricia o el Manu, incluso la organización de una comunidad nativa para ofrecer experiencias de turismo comunitario.

Como vemos, recurso turístico y atractivo turístico son conceptos distintos, altamente diferenciables, la condición de cada uno marca la hoja de ruta de proyectos futuros para convertirlos en producto turístico, son fases que forman parte del proceso de un destino turístico. Es un camino largo, de muchos actores involucrados, el propósito es hacer del turismo una actividad y un sector ordenado, planificado, estratégico y de oportunidades para todos.

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