Por: Ketty Marilú Moscoso Paucarchuco

«El sirviente-líder es el sirviente primero… Convertirse en un sirviente líder comienza con el sentimiento natural de que uno quiere servir, servir primero. Luego, la elección consciente lleva a uno a aspirar a liderar. Esa persona es muy diferente de la que es El líder primero… La diferencia se manifiesta en el cuidado que el servidor toma primero para asegurarse de que se atiendan las necesidades de mayor prioridad de otras personas. La mejor prueba, y la más difícil de administrar, es esta: ¿Crecen los que sirven? ¿Se vuelven más saludables, más sabios, más libres, más autónomos y más propensos a ser sirvientes mientras se les sirve?» Robert K. Greenleaf 

La todavía vigente pero obsoleta, teoría organizacional funcional o vertical, fue creado hace más de 100 años por Frederick Taylor considerado padre de la administración, quien estableció como pilar de su doctrina la especialización, buscando con ello reducir a menor número las funciones posibles desde los órganos directivos hasta los de apoyo, dividiendo el trabajo manual del intelectual, localizando y fijando responsabilidades, por lo que generar órdenes afectaba la disciplina de los trabajadores, creando confusión y conflictos con los jefes; el interés personal de los trabajadores se resumía en un ascenso que implicaba un incremento remunerativo.

La administración horizontal (también llamada plana) por otra parte, es un nuevo modelo de gerencia, cuya estructura busca eliminar la forma piramidal de los organigramas, desaparecer jerarquías y disminuir el poder, se basa en el trabajo en equipo (colaborativo), es flexible y permite los trabajadores sean mucho más productivos ya que están directamente involucrados en la toma de decisiones, asegurando una perspectiva única y una misma visión; el objetivo es lograr un liderazgo positivo, servant leadership, término acuñado por Robert K. Greenleaf, donde se cuida que los subordinados crezcan como personas, velando por sus intereses personales y profesionales, sin llegar al paternalismo, ni a las condescendencias.

Parte de los millennials y la generación z, en su búsqueda de trabajo, se interesan en aquellas empresas donde le dan mayor importancia al talento y conocimiento que a los títulos y credenciales; ellos necesitan trabajar de otra manera, buscan un panorama ideal, donde no los descalifiquen por ser jóvenes o les paguen poco por la misma razón; son el centro de la globalización en la era de la información, por lo que adoptan con facilidad medidas como el teletrabajo o la prestación de servicios on line.

Las grandes empresas actualmente buscan la descentralización de poderes y redistribución de jerarquías, se obligan a establecer equipos multidisciplinares para el desarrollo de objetivos a corto, mediano y largo plazo, responden de manera eficaz y eficiente a las necesidades de los clientes, donde se obtiene una perspectiva integral, ahorrando tiempo y energía, gracias a la pluralidad de sus conocimientos y competencias.

La estructura organizacional por procesos se articula de manera horizontal, con una clara orientación a la satisfacción del cliente final, donde se define perfectamente los procesos, los mismos que suelen situarse de manera transversal al organigrama, priorizando las relaciones entre ellos, esto no implica la anulación total de funciones, ni la desaparición de departamentos; sino la creación de equipos con un responsable por cada proceso, calzando perfectamente en una moderna administración horizontal.

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