Ketty Marilú Moscoso Paucarchuco

El presidente Martín Vizcarra había decretado el 2 de abril que los hombres podrían salir de casa únicamente los lunes, miércoles y viernes, y las mujeres los martes, jueves y sábado, determinando un toque de queda total los domingos; decisión que fue revocada el 10 de abril.


“Por un exceso de igualdad me equivoqué (…), la lucha contra el patriarcado se debió postergar para después de la pandemia” fueron las palabras de Farid Matuk uno de los integrantes del llamado comando de operaciones COVID19, asumiendo el fracaso de esta decisión. Nos damos cuenta que es en casa y somos nosotras quienes continuamos con el modelo social del patriarcado y ¿cómo no hacerlo?, si hemos sido educadas bajo este mismo esquema.

Gerda Lerner define al patriarcado, como “la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y niños (as) de la familia y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres en la sociedad en general”, es en este modelo donde nacen las prácticas consideradas “masculinas”, creyendo que cocinar e ir de compras son actividades del estereotipo femenino.


Fuente: Gestión

¿Continúan ellos viendo a la mujer con ese mismo sentimiento de apropiación y dominio?, ¿siguen creyendo que son superiores?, ¿es esta una manifestación de agresividad del macho?, ¿es machismo acaso? Somos nosotras las que hemos justificado el machismo creyendo que es una cultura, haciendo noticia de algo que no veremos en mucho tiempo, regodeándonos de sus papelitos, no permitiéndoles ir de compras o peor aún porque simplemente no quisieron, abarrotamos los mercados generando caos y desorden; el fracaso de esta disposición es culpa nuestra.

Hemos desvirtuado el discurso feminista, creyendo que es lo opuesto al machista, olvidando que es un movimiento filosófico y político, que no busca encasillar en ciertas actividades tanto a mujeres como varones, que su ideal es la transformación de nuestra realidad, con igualdad de género, con las mismas oportunidades y derechos, sin grupos dominantes, sin violencia, sin  muerte.

Para combatir el machismo la educación en casa es esencial, es importante actuar como señala Gloria Steinem: “Estoy contenta de que hayamos comenzado a criar a nuestras hijas más como a nuestros hijos, pero no funcionará hasta que criemos a nuestros hijos más como a nuestras hijas”, busquemos convertirnos en un país donde el panorama general sea una tendencia continua hasta el reparto más equitativo de las tareas del hogar, ese puede ser un buen inicio del término del machismo.

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