Fuente: Cinco Días - El País
Rene Antonio Hinojosa Benavides

Muchas personas han tenido la COVID-19 y no se dieron cuenta que la tuvieron. En la historia natural de la enfermedad reconocemos dos etapas fundamentales: la etapa o el periodo prepatogénico o lo que es lo mismo, el periodo de estar sanos, y el periodo de cuando nos enfermamos.


En el periodo prepatogénico se da una convivencia entre el agente que en este caso se llama SARS-CoV-2, el huésped que puede ser cualquier persona del mundo entero, y el medio ambiente donde vivimos. Esa convivencia inicialmente se hace en forma pacífica, pero llega el momento en que el agente puede provocarnos una agresión y allí empieza a desarrollarse esa enfermedad.

Es decir, se pierde el equilibrio entre el agente, el huésped y el medio ambiente, y empezamos a vivir la enfermedad pasando a la otra etapa, la patogénica. En el periodo prepatogénico, si queremos permanecer sanos, debemos hacer promoción de la salud, conjuntamente con medicina preventiva; si no logramos hacer bien esas dos actividades, vamos a sufrir la enfermedad donde la mayoría de las personas son sintomáticas.

Ahora descubrimos tres formas más de la enfermedad: La primera forma es la presintomática, donde los primeros días del periodo de incubación no hay signos ni síntomas, apareciendo días después, de tal manera que la mayoría de las personas inician síntomas entre el día 5 y 7 de la enfermedad, es decir después del contacto con la persona que tuvo el virus antes, de esa manera una persona no sabe cuándo está asintomático, si es un presintomático porque después va a desarrollar los signos y síntomas.

La segunda forma es cuando tuvieron el virus dentro y nunca se dieron cuenta, ese asunto será esclarecido posteriormente cuando tengamos un mejor conocimiento de la historia natural de la COVID-19.

Fuente: BBC.com

La tercera forma se da cuando encontramos personas que tienen un umbral muy bajo de signos, síntomas y del dolor, para ellos solo se experimenta algo de molestia; sin embargo, ellos tuvieron signos y síntomas que pasaron desapercibidos.

Esa circunstancia de ser presintomático, asintomático o mínimos signos y síntomas de la enfermedad se enmarca en dos teorías: la posibilidad de un desarrollo genético que haga menos susceptibles a las personas a las infecciones, puesto que la genética y el medio ambiente son un binomio inseparable que en el mundo científico se conoce como epigenética, vale decir que nosotros estamos interrelacionando permanentemente con los virus, con los rayos cósmicos, con el sol, con todo lo que circula en el medio ambiente.

También existe la probabilidad de que exista un sistema inmunológico bastante desarrollado, de tal manera que esas personas tienen anticuerpos neutralizantes frente a la entrada del virus y también tienen un número importante de células prestas a atacar a los microorganismos invasores, y esas personas combaten al virus y nunca desarrollan los signos y síntomas conocidos, o son tan mínimos que no se dan cuenta. Esas personas solo se dan cuenta que tuvieron el virus cuando en algún momento se les hace la prueba de anticuerpos.

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