Fuente: La Razón
Rosa Cecilia González Ríos
rgonzalez@unah.edu.pe

“Vive bajo los rayos del sol, nada en el mar y bebe el aire salvaje”. – Ralph Waldo Emerson. Los lugares naturales como las playas han sido destinos turísticos de preferencia por una demanda importante,


el cual a pesar del tiempo y los constantes cambios son elegidos mayormente en temporadas de fin de año, en vacaciones o para fines de semana, siendo el segmento familia los más asiduos. Y es que salir de la rutina para aprovechar la brisa, el sol, el amanecer y los atardeceres, reconfortan y renuevan para retornar a las actividades de la vida diaria.

Según la Organización Mundial del Turismo, turismo de sol y playa consiste primordialmente en pasar unos días de esparcimiento en un destino de costa, naturalmente con playa y mar, mismo que debe contar con espacios públicos destinados a esta actividad.

En nuestro país, las playas del Norte son elegidos de forma usual para recibir el año nuevo, balnearios como Máncora, Punta Sal, Pimentel, Huanchaco entre otros ubicados en nuestro paradisiaco litoral, por tal razón el sector privado como los hoteles, restaurantes, agencias de viajes o las empresas de transporte turístico se alistaban con mucha expectativa para recibir a los visitantes nacionales e internacionales que llegarían en esta denominada temporada alta.

Cabe mencionar que, dicha modalidad de turismo comenzó a despegar en los destinos del Mediterráneo en los años 60, cuando las reservas se hacían en pequeñas agencias de viajes y las opciones para elegir vuelos eran muy escasas. 50 años después el sector ha dado una vuelta de 360 grados y ha dado paso a una industria caracterizada por la digitalización y con ingente oferta.


En la década de los 70 emergen los turoperadores, se construyen numerosos hoteles y se incrementa la oferta aérea. Los 90 se caracterizan por el dominio del producto final por parte de dichos operadores, que crean paquetes vacacionales. Se convierten en grandes multinacionales, con su propia cadena de agencias, hoteles y aerolíneas.


Fuente: Hosteltur

Los diez años posteriores se caracteriza por la irrupción de internet. Nacen las OTA (Over the air), los establecimientos hoteleros empiezan a desarrollar sus propias webs y las compañías aéreas de bajo coste entran en el mercado. En la actualidad, las redes sociales, los metabuscadores y los dispositivos móviles han impactado de manera importante sobre la industria turística, Hosteltur (2016).

Podemos darnos cuenta, que con el paso del tiempo las preferencias de los turistas han variado, actualmente debido a las circunstancias y consecuencias de la pandemia, los espacios abiertos fueron los más recomendados para minimizar el contagio del COVID-19, por ello, luego de activarse el turismo se evidenció el movimiento de personas y la realización de reservas.

Sin embargo, la medida sanitaria establecida por el gobierno como el cierre de las playas del norte del país hasta el 4 de enero, generará millonarias pérdidas al sector turismo debido a las cancelaciones por Año Nuevo afectando directamente a toda la cadena turística, así como los puestos de trabajo que se genera para atender la demanda de turistas.

Seguimos con el proceso de adaptación, la aparición de nuevos escenarios en cuanto al virus provoca reacciones en el camino porque no hay experiencia ni precedentes, recordemos que un total de 10 playas se presentaron para obtener el sello de bioseguridad y los locales implementaron el protocolo y se trabajó un plan de burbujas sociales, es decir distanciamiento entre familias; aparentemente ninguna medida es suficiente por ahora.

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