Fuente: YouTube
Roly Auccatoma Tinco
rauccatoma@unah.edu.pe

Kant, decía (1991, p. 206): “jamás se ha hecho nada grande en el mundo sin pasiones violentas, solo podrá serle perdonado a un poeta, pero el filósofo no debe admitir este principio”; después, Hegel se apropió y diría: “Nada grande se ha hecho en el mundo sin pasión”. Entonces, la historia progresa por su lado horroroso porque la Idea (Razón) hace y deviene.


¡Ay, soy hombre negado por el Espíritu! Las acciones (praxis) de los hombres están impulsadas, por lo general, por el egoísmo más que por el amor. La filosofía de Hegel es metafísica y es la teoría de la historia que no es inocente porque asume la negatividad como la esencia del progreso histórico.

Las leyes gobiernan, racionalmente, a la naturaleza; pero, a pesar que la sociedad humana tiene su razón, es dominada por una razón superior, conocida por Hegel como el Espíritu o Idea absoluta. Por tanto, la razón absoluta es poderosa, ya que se juega con el destino de cada uno de los hombres, empleando las pasiones y los intereses para poder llevar a cabo sus propósitos históricos. Ortiz ya lo decía: “la razón es eficaz, pero carece de energía propia, lo que la obliga a recurrir a los intereses, pasiones y energías de los individuos particulares para poder llevar a cabo sus planes y fines.” (2012, p. 106)

Las pasiones, los intereses, etc. constituyen el motor vital de la historia para que se autorealice el Absoluto; es decir, el Absoluto (infinito) se realiza mediante las pasiones de los hombres (finito). Tal como dijo Hegel, citado por Ortiz (2012, p.109): “En la historia universal y mediante las acciones de los hombres surge algo más que lo que ellos se proponen y alcanzan, algo más de lo que ellos saben y quieren inmediatamente. Los hombres satisfacen su interés; pero al hacerlo, producen algo más, algo que está en lo que hacen, pero que no estaba en su conciencia ni en su intención.”


La manera en que la astucia de la razón utiliza a la mujer, con su propósito de preservación y continuidad de la vida humana, revela que las mujeres esconden el gran misterio de la vida, eso es su esencia. La mayoría de las mujeres cumplen un papel conservador, reproduciendo la futura generación y las costumbres recibidas de sus antepasados, pero, una vez alcanzado su objetivo, caen al suelo como una hoja seca en otoño. Agotada ya su misión, su existencia singular carece de razón de ser; solo quedan sombras y añoranzas de las vidas realizadas.


Fuente: Filosofía & co.

Actualmente, la dialéctica negativa de Hegel sigue vigente y es apocalíptica. No hay una dialéctica positiva, conciliadora que redima a todos los vencidos de la historia; la justicia es inútil y hay pesimismo en su filosofía. Como lo planteó Hegel, citado por Feinmann: “Pero la vida del espíritu no es la vida que se asusta ante la muerte y se mantiene pura de la desolación, sino la que sabe afrontarla y mantenerse en ella.

El espíritu solo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo en el absoluto desgarramiento. El espíritu no es esta potencia como lo positivo que se aparta de lo negativo, como cuando decimos de algo que no es nada o que es falso y, hecho esto, pasamos sin más a otra cosa, sino que solo es esta potencia cuando mira cara a cara a lo negativo y permanece cerca de ello. Esta permanencia es la fuerza mágica que hace que lo negativo vuelva al ser”. (2008, p.108)

En fin, según Hegel, la historia de la humanidad progresa racionalmente de destrucción en destrucción porque en su esencia misma lleva la negatividad, de allí que los hombres son utilizados, abandonados y olvidados. No obstante, la mujer posee consciencia crítica y decisión libre sobre su cuerpo, así puede enfrentar la imposición de la moralidad y costumbres pasadas para conservar la vida. El mal absoluto acecha persistentemente en las acciones humanas, en lo histórico y lo político.

Referencias bibliográficas:

Feinmann, J. P. (2008). La filosofía y el barro de la historia. Editor digital: Titivillus. Recuperada de: https://www.librosdemario.com.

Kant, I. (1991). Antropología. En sentido pragmático. Versión española de José Gaos. Alianza Editorial Madrid. Recuperada de: https://docs.google.com/

Ortiz, H. A. (2012). La pasión y la razón. En la teoría hegeliana de la historia. Advocatus. Edición especial No. 19: 101 – 115, 2012. Universidad Libre Seccional. Colombia, Barranquilla. Recuperada de:  https://dialnet.unirioja.es/

Vieweg, K. (2004).  “El gran teatro del mundo”. La filosofía hegeliana de la historia como consideración pensante del acontecer humano con intención racional, liberal y cosmopolita. Universidad de Jena Alemania. Recuperada de: http://www.scielo.org.co/

 

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